Opinión

Vías de solución al calentamiento global

Investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) han encontrado un sistema para eliminar el dióxido de carbono (CO2), procesándolo para obtener polietileno. Del CO2, mediante impulsos eléctricos, un catalizador y productos químicos, se consigue etileno; de este, haciéndolo reaccionar con otros elementos químicos, se obtiene finalmente el polietileno, el plástico del que actualmente se producen en el mundo unos 80 millones de toneladas al año.

También se sigue investigando en las energías renovables. Uno de los últimos avances es el “smartflower (florinteligente)”, una especie de girasol que recoge desde los primeros rayos solares hasta los últimos. Sus placas con como pétalos y el seguimiento solar lo hace con dos ejes (rotatorio y de inclinación). Produce unos 4.000 kWh, dos veces más que las placas solares, lo que equivale al 60 % de la electricidad que consume una casa. Otra solución la han encontrado en Washington University, de forma que se evite la no absorción (refractar) de gran parte de la luz solar con un prototipo de célula solar que contiene varias capas y alcanza hasta el 44,5 % de eficacia en la absorción de la luz. Para ello, utiliza pequeñas células de substratos de antimonio gálico a micro escala (nanotecnología) de modo que puede  capturar los fotones de longitud de onda larga. Lo que estas opciones no evitan es la modificación que producen las “huertas solares” en la reflexión de la luz solar en la zona que cubre, lo cual provoca cambios en el calentamiento de la atmósfera.

Precisamente con el objetivo de rebajar el calentamiento global, se está trabajando para que se pueda incrementar la reflexión o albedo de la superficie terrestre y así aliviar las olas de calor, aunque la consecuencia de ello sería un aumento de la temperatura, como ocurre con las placas solares.

Se continúan buscando opciones poco eficaces y caras; habría que seguir lo escrito por James Lovelock: “Los que más saben sobre el cambio climático tienen más miedo. Aquellos que saben más sobre la energía nuclear son los que menos temen”. O igual que Marie Curie: “Todos deberían acoger sin temor los beneficios de la naturaleza, incluida la energía nuclear”.

La esperanza es que quienes se reúnan en el COP24 en Katowice (Polonia) vean el futuro así.

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