Opinión

De puta pena

2021-04-18_angulo_inverso_ilu_resultado
photo_camera 2021-04-18_angulo_inverso_ilu_resultado

Miércoles, 14 de abril

Hoy no faltó nadie a nuestra tertulia. Incluso vino el abogado que andaba desaparecido. Y dice “Esta ciudad está llena de abogados, tantos que tiene más que Portugal y es un dato bastante exacto. Mi grupo musical tampoco tiene un bolo, así que me he dedicado a los seguros de vida, ofrezco entierro, féretro, todo. Y también estoy en el negocio de compra venta de sepulturas. Hoy hasta las alquilan. Algunos muy apurados hasta sacan a sus muertos para vender las tumbas. También ando en el negocio de un cementerio de perros”.

Claro está, hoy no podía fallar nadie. Es 14 de abril, hermano, hermana, y se cumplen noventa años de aquel día de comienzo de la primavera en que nació la República. Aquel 14 de abril en que Alfonso XIII huyó despavorido desde el puerto de Cartagena y nadie derramó una lágrima por él. Qué rey, el historiador Viñas lo define “Un desastre sin paliativos”.

2021-04-18_angulo_inverso_ilu_resultado

ILUSTRACIÓN: ALBA FERNÁNDEZ

Madre mía, hoy estamos los seis tertulianos y el psiquiatra abre la tablet. Vemos viejas imágenes y ahí está la Puerta del Sol de Madrid abarrotada de republicanos alborozados, conscientes de que viven un momento histórico. Se acaba la España machadiana “La España de charanga y pandereta / cerrado y sacristía / devota de Frascuelo y de María / de espíritu burlón y de alma quieta”. El pintor dice “Qué daría yo por estar ahí aquel día de 1931”. Y le dice alborozado “Todo está muy documentado. Busca las batallas que ganaron los nuestros, Belchite, el Jarama, Brunete y sobre todo Guadalajara donde huyeron en desbandada las tropas italianas”. Por un momento miro alrededor y pienso si somos seis viejos lechuguinos contando las batallas del abuelo. Sólo falta que suene “Imagine”.

Tal cual, estábamos todos muy emocionados cuando llega tarde, como acostumbra, el profesor. Le hacemos un sitio y su cara, cielo santo, su cara parece un poema triste. Grita “Un gin tonic urgente, camarero”. Madre mía, con su llegada parece romperse la magia de esta celebración. Algo le ocurre, nadie pregunta, el profesor da un largo trago y comienza a hablar con voz un poco pastosa “Cómo no voy a venir muy jodido, ‘compañeros del alma, compañeros’ que diría Miguel Hernández. Hará un par de horas les puse a mis alumnos un ejercicio de historia, estos chicos ya son casi post adolescentes. A cada uno les di una hoja y les dije ‘Este va a ser el examen de hoy. Cada uno de vosotros tiene que escribir lo que sepa de la memoria histórica, de la República y de Franco, tenéis cuarenta y cinco minutos desde ya’. Ya me dio muy mala espina porque algunos resoplaban, otros miraban hacia el techo y los menos dudaban qué escribir. Enseguida echaron mano de los móviles pero yo mismo los recogí y los llevé a mi mesa”.

Los seis de nuestra peña guardamos silencio y escuchamos, claro está, temiendo lo peor. El silencio se masca. Va el profesor y saca del bolso un puñado de hojas escritas a mano, dice “No os asustéis, os doy algunos exámenes que cojo al azar”. Leo el que me toca “Franco fue un militar que governó España hace siglos y construyó el Alcázar de Toledo, luchó contra los moros arojándolos de la península”.

Observo que las caras de mis colegas, vamos, casi alucinan como yo. El profesor insiste “Tomad, tomad esto y leedlo”. Cuando llega a mis manos leo con asombro “Franco fue un cantante italiano que le gustava mucho a mis padres; se llama Franco Simone. Hay una canción sulla que se titula ‘Capitano’. La verdad es que tiene una voz muy bonita y también triunfó en España”. Interviene rápido el psiquiatra “Basta, basta, no nos enseñes más que nos va a venir una depresión de caballo a los seis. Estamos buenos, venga, otra ronda de gin tonic para todos”. Pero el profesor no se amilana y continúa “Después de recoger los papeles le dije a los alumnos ‘Ni siquiera sabéis que no hace tanto hubo una guerra civil con cerca de un millón de muertos’. Pero los cabrones no me prestan mucha atención, están locos por largarse”.

Hoy el profesor es el que manda y nos hace reflexionar “Cómo no voy a venir jodido si he leído que somos el país con menos cultura cívica de Europa. Aquí tenéis estos exámenes. Y de lo poco que hizo bien Zapatero fue crear una asignatura fundamental, que fue la ‘Educación para la Ciudadanía’. Tenía como misión, sobre todo, enseñar nuestro pasado a los jóvenes y hacerlos orgullosos y cultos ciudadanos. Bueno, pues la echaron abajo, los mismos que echaron abajo la República”.

El profesor sigue largando “Pues no creáis que dejé marchar a los alumnos. Qué va. Saqué a un listillo a la pizarra y le dije que escribiera en el encerado con letras grandes ‘Hoy, 14 de abril, se cumplen noventa años de la Segunda República. Después llegó el infortunio y la guerra fratricida, cuando el dictador Franco arrampló con todos los sueños de la República. Asombroso, se había legalizado el divorcio, se había legalizado el aborto, se le dio voto a la mujer, se hizo la reforma agraria, se autorizó la eutanasia, se redujeron mucho los gastos del ejército, se llevó el teatro a las calles, se instalaron camiones con libros en barrios, la brillantez cultural cubrió el país’. Pero os cuento, mientras el alumno escribía esto, otros estaban boquiabiertos. Les previne ‘El próximo día os voy a hacer el mismo examen”.

(Todos los tertulianos quedamos pensativos. El periódico en la mesa titula certero “La Segunda República cumple cien años con el fantasma de la Tercera más vivo que nunca”. Al despedirnos, el abogado le da una cálida palmada y le dice al profesor “No vayas a tomar la cicuta como Sócrates, mira este titular, así que quítate del suicidio, mira lo que dice este periódico: ‘Jefes de Estado por las urnas sí, no por la cuna”).

Te puede interesar