Opinión

Híguera bíblica

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photo_camera ALBA FERNÁNDEZ

Hoy es día de difuntos. Todos los años al llegar este día busco con ansiedad entre mis discos de vinilo. Por fin lo encuentro. Ay, “San Francisco Express”, eran buenos tiempos para Los Suaves, año 1997 ya del pasado siglo. “Aquí estoy,/ llorando en la estación./ No sé cómo he llegado/ y no sé a dónde voy./ Veo el tren/ resoplando en el andén,/ negro carro de hierro./ Es el San Francisco Express”. Ay, inevitable, he de caminar por nuestro hermoso campo santo en San Francisco.

Con qué desgarro canta esta canción. Si puedes, búscala y ponla, es lo justo para un triste 2 de noviembre. Como a mí, se te erizará la piel. Rostros de seres queridos pasarán por tus ojos convocados por la voz desgarrada de Yosi. Escucha “Hotel”, es la historia más desgraciada de los que habitan en Auria. El alma rota de la ciudad y todas sus heridas. “Pobre Asunción, en su nuevo hospedaje./ Demasiado camino / y tan poco equipaje./ Viernes Santo, su perdición./ Su pena duró tanto/ como su viaje duró”.

Pero te cuento. Laura, el regalo que le hizo Buenos Aires, su leal compañera, me da buenas noticias del poeta: el cantor ya se ha erguido, arrojó con desdén las muletas y hasta de vez en cuando se deja caer por un gimnasio. Le pregunto con esperanza: “Laura, por favor, dime que Yosi ya ha tomado la guitarra”. Guarda silencio. “Todavía no, la guitarra yace en una esquina, casi escondida, la mira como a un peligro”. La bonaerense es culta. Va y me recuerda el eterno poema de Bécquer: “Del salón en el ángulo oscuro,/ de su dueño tal vez olvidada,/ silenciosa y cubierta de polvo,/ veíase el arpa”.

Continúa hablándome atropellada y sonriente. “Sabes, él lee, lee sin parar, a veces un libro cada día, quizás leyó seis veces ‘El lobo estepario’ de Hermann Hesse. Después va al jardín y mira ensimismado el horizonte. Hará dos días que le trajeron por fin su encargo y ayer plantó feliz la higuera”. Yo le dije: “¿Por qué ese árbol?”. Al oído me dijo: “Es bíblico, cobijó a profetas y poetas, y trae buena suerte”.

Pero hermano lector, tengo que aclarar algo. Circula la leyenda de que fue él quien se tiró para caer en los brazos de los suyos. Dicen los cabrones “esta vez no lo sostuvieron”. Mentira cochina: lo engulló un hueco traicionero que había en el escenario. Como si los hados maléficos tiraran por sus pies. Su cabeza se rompió contra el cemento. Laura me mira con sus dulces ojos argentinos: “Recuerdo aquella noche de dolor. Él y yo solos en la desolada habitación de un hospital, la mirada tan seria de los médicos, su cabeza tan herida, casi exánime”.

Algún día Yosi me recitó su verso favorito, que él incluyó en una canción: “Nací un día en que Dios estaba enfermo” escribió César Vallejo. Cómo es eso de que el hombre siempre tropieza dos veces. Pues mira, se curó, todo le iba bien, ya componía, hacía cábalas para su concierto de despedida en su ciudad. Ay, nuestra ciudad tan resignada y dolorida. Hasta Laura pensó en el mal de ojo: iba el poeta por Santiago adelante, risas y sagrada amistad. Otra vez los hados envidiosos. Otra vez la desolada habitación de un hospital.

(Ya hace tanto, caminábamos a media noche por el alma de Ourense a la búsqueda de su hechizo, sus heridas y un poema. De pronto lo vi de perfil y le espeté: “Hermano, eres desesperadamente ourensano”. Dimos vueltas por el círculo donde nacieron las mejores mentes de Auria. Creo que no me mintió: “Mira, tendría yo ocho años, estaba en la aldea, anochecía, te lo juro, me pasó rozando la extraña procesión de los muertos. Presentí al que iba a morir en el pueblo. Me inspiró mi canción ‘Malas noticias’: ‘En el barrio, malas noticias:/ la muerte va buscando empleo, / al sur de la ciudad Satanás anda de fiesta”.

Termino, perdona Laura que revele el secreto. Sobre la mesa del poeta están ya las galeradas del libro de poemas y canciones. Será su regalo de Navidad para los que le queremos.

Ay, tenía que suceder ayer, día de difuntos. Ocurrió. Por fin, lenta, muy lentamente, su mano temblorosa se acercó al lugar prohibido donde yacía “silenciosa y cubierta de polvo” su guitarra.)

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