Opinión

Si ves que caí...

2021-03-21 ANGULO INVERSO Ilust
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Jueves, 18 de marzo

Me he llevado una muy grata sorpresa. Los lectores y lectoras ya conocen mi pasión por esa banda de rock. Ya sospechaba que podía ocurrir. Seguro que los compañeros de su banda que están ya en el otro mundo, le espetaron en un sueño “Vuelve a la carretera, gandul”. Así que hoy quiero hablar de un amigo del alma. Quizás sea un cliché pero es de ese tipo de seres que sólo por existir hacen un mundo mejor. De esos que caminas a su lado y sientes su cobijo y su calor.

Imagínate, estoy hablando de Johnny, el último superviviente de los legendarios Burning. Ay, cuántas vivencias compartí con ellos, cierto que la mayoría un poco límites. Seguro que sus ausentes colegas le soplaron “Despierta, mira a los Stones, ya están en camino”. Y, sí señor, acaba de sacar una caja roja y mágica en que están en vinilo y en CD su trabajo “Hagámoslo”. Es su primer disco en solitario y sale con el nombre de Johnny Burning. Ya en su primer tema “Un duro invierno”, hay una declaración de principios “Seré el último en caer / siempre seré como un perro / pero sin collar ni dueño. / No quiero tu compasión / aunque venga un duro invierno / ya escapé de la prisión / y ahora estoy huyendo de ti / déjame / entierra ya tu puñal”.

Qué largo es el camino hacia Itaca, pero tú, Johnny seguro llegarás a sus costas. Mira tú, cuarenta y cinco años, cuarenta y cinco, por las autopistas y las carreteras sin asfaltar llevando la fiesta del rock a pabellones y pequeños tugurios oscuros. Qué cosas, una vez me contaste que allá en los setenta en un pueblo del que no quieres acordarte tuvisteis que huir perseguidos por tarugos con tijeras en las manos que os querían cortar algo así como vuestras cabelleras.

Cantas “Seré el último en caer / será mejor que me quieras como a un perro / que tú ves abandonado en la noche / allá donde los barrenderos hacen su fuego / allí duermo yo”. Cielo santo, has palpado la gloria, compusiste con los tuyos canciones que están en el inconsciente colectivo. Me vienen a la mente los riffs de aquel tema brutal “Navajeros”, banda sonora de la película de Eloy de la Iglesia.

Ay, Johnny, que cubierto por sus perpetuas gafas negras asistió a los funerales de los miembros de su banda. Malos tiempos en el barrio, las vidas empezaban a caer. Allá en el 91 fallecía Antonio, el cantante con el fraseo más provocativo que he conocido. Allá en el 97 fallecía Pepe Risi, hoy una leyenda del rock español. Frágiles marineros que navegaban sin rumbo. Sé bien que otros que pertenecieron un tiempo a la banda están enterrados quizás en tumbas sin numerar. No sé, como si hubiese un mal sino sobre la banda. Qué barbaridad, un ex batería de Burning era el único colaborador del legendario “Atracador Solitario”, la peor pesadilla de la guardia civil y el atracador más astuto.

Cuenta Johnny un prodigio de coraje “Mis amigos fallecieron jóvenes; es difícil rechazar los pasteles cuando pasan ante ti, pero marcaron su camino y no se fueron de vacío. Sabes, la gente que hace una vida normal no ha tenido ni el diez por ciento de sus vivencias”.

Escribo, escucho “Malas tierras” y pasan ante mí flashes de los días de vino y rosas. Casi me da miedo escribir el estribillo de aquella canción de los tiempos salvajes, eran otros tiempos, qué barbaridad hoy  “Al salir del talego / a una guiri violé / y me llenó de plata por todo ello”. Era Jim Dinamita dedicada a aquellos kíes de los duros barrios de los 70. Pero también escribieron ese verso frío que delata “Ya sé que alguien pisó tu orgullo en un oscuro portal”.

Ah, éramos jóvenes y amábamos el exceso. Quizás lo conté alguna vez: Barajas, vuelo nocturno, año 83, regresamos de un bolo en Mallorca, dos de la madrugada, Pepe Risi le espeta al mánager “Reparte la guita y cada mochuelo a su olivo”. Saca el mánager una libreta gastada y dice “Este viaje ha sido un pasón, no os ha faltado de nada, estas son las cuentas: tú me debes tres mil pesetas, Antonio cuatro mil…” Tomad mil pesetas para el taxi y mañana nos vemos en la oficina”.

Siempre actuaron en las presentaciones de mis libros y mis cosas. Quizás algunos estudiantes del 81 en Santiago recuerden aquella noche delirante. Presentaba yo un libro, les telefoneé un día antes. Dudé por la premura que viniesen. En la madrugada llamaron a mi puerta de la habitación del hotel “Hay un furgón en la puerta y unos tipos muy raros que preguntan por usted”. Cómo me iban a fallar. Estas presentaciones de promoción, mi editorial las hacía a lo grande. Fue algo así como “La noche de que te hablé”. Acudió también Estramonio, una mítica banda verinense en que cantaba Loren, la inolvidable Janis Joplin de “la raia”. Como los favoritos de los dioses también partió pronto.

(Escucho ahora “Malas Tierras”, una estremecedora balada del disco que acaba de sacar Johnny: “Hagámoslo”. Demoledor. Hermano lector, lectora, te invito a escuchar canciones de verdad. Qué poderosa suena la guitarra de Nico Álvarez. Por momentos veloz, mortífera, casi cruel. Te juro, la voz de Johnny desgarra y te hará temblar la vértebra. Algunos riffs suenan a los Burning de toda la vida. Cómo te diría, es como si la vieja gitana pitonisa hubiese convocado en los estudios de grabación a los espíritus de los componentes de la banda que ya están al otro lado. Porque todo suena como si los músicos estuviesen poseídos. El tiempo de amar no se acabó. “Si me ves que no puedo más / préndeme fuego y lánzame al mar / y si ves que caí ayúdame, quiero llegar / llévame a ese lugar que hay en tus ojos en tu mirar”).

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