Opinión

Poder, libertad, control y covid-19

La libertad es una conquista personal en la que, precisamente por ello, no podemos ser sustituidos por nadie. Ni por los poderes públicos, ni, por supuesto, por ninguna estructura o persona jurídica por importante que sea, menos en tiempos de emergencia sanitaria a causa del covid-19. 

La conquista de la libertad es una tarea personal que requiere esfuerzo, que requiere temple, que requiere compromiso. En este tiempo de prueba lo comprobamos a diario en un contexto de constante desinformación, desde un lado y desde el otro.

 En este ambiente de confinamiento, en el que psicológicamente estamos más limitados y más proclives al juego de la manipulación y el control social, el poder tiende a sustituir la real realidad por la serie Alicia en el país de las maravillas. Además, se corre el peligro de que muchas personas que precisan realmente de un ingreso vital mínimo sean ganadas para una causa política para la que la pobreza y la miseria son la clave de la perpetuación en el poder y del disfrute, el pasado y el presente lo acreditan, de privilegios y prebendas que jamás los destinatarios de esas rentas disfrutarán.

Durante cierto tiempo, con gobiernos de uno y otro signo, en muchos países del mundo, el miedo a la verdad y el temor a la libertad han sido características constantes de la acción de gobierno. Con más o menos aparato, con más o menos solemnidad, se ha intentado, por todos los medios al alcance, utilizar al pueblo, para los objetivos, a veces inconfesables, de la tecnoestructura. En lugar de escuchar al pueblo, en lugar de animar a que la ciudadanía tome mayor conciencia de su papel en el sistema democrático, en lugar de propagar a los cuatro vientos que los ciudadanos han dejado de ser sujetos inermes para ser los protagonistas de la política, con no poca frecuencia se canaliza la buena fe del pueblo hacia los caminos de la manipulación y de la propaganda oficial, hacia ese mensaje que tanto réditos políticos produce, sobre todo en los pueblos más dominados: no os preo-cupéis de nada, confiad en nosotros, que sabemos perfectamente lo que más os conviene en cada caso. Vaya si lo saben: controlar, controlar, manipular, manipular, y nada más que controlar y manipular, más sutilmente, más groseramente. Hoy, quien tenga cierta capacidad crítica lo ve sin especiales problemas.

En tiempos de la pandemia, el Estado de Derecho no está en cuarentena. No está en suspenso. Su realización en la realidad no se produce por arte de magia. Precisa de hombres y mujeres comprometidos con la democracia y las libertades. Y hoy, en situación adversa, expuestos a una colosal operación de simulación, tenemos por delante una gran prueba: demostrar como sociedad y como ciudadanos, que queremos de verdad el sistema político que tenemos y que estamos dispuestos a defenderlo con uñas y dientes. 

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