Opinión

Cariño, ¿qué nos ha pasado?

El COB ha perdido su idilio con el Pazo

Una relación sólida, a prueba de bombas y con las bases totalmente asentadas. Así parecía la relación del COB con su gente, con el Pazo. Con sus crisis, por supuesto, pero rápidamente solucionables. Un pequeño gesto de uno ya despertaba la sonrisa tontorrona del otro. No hacía falta mucho más. Pero esa magia parece haber desaparecido. O, al menos, estar atravesando un periodo de vascas flacas que se prolonga demasiado.

Los cobistas acumulan tres derrotas consecutivas en casa en una temporada donde no encuentra el ritmo sobre el parquet ourensano. La de ayer, dolorosa por fondo y forma. Llegaba el equipo con mejor racha de la categoría, al que se le dominó durante no pocos minutos.

Pero después, todo volvió a terminar mal. Parecía que sí, pero fue que no. Y no fue porque ambos no pusieran de su parte. Al equipo no se le puede reprochar falta de trabajo ni actitud. Al público, ni un pero en implicación, ánimos y protestas para rivales y trío arbitral. Pero cuando no está para ti, no está para ti.

Quizá sea un problema de cabeza, más allá de que la plantilla cobista es la que es, confeccionada con un presupuesto que fue el que fue. Pero sí parece que llegados al momento de la verdad, se activa un "click" en la cabeza de los jugadores que les impide cerrar los duelos. 

Fue una cita prometedora, que al final "pinchó". En el tapón de Fall se diluyó un poco más la magia entre COB y Pazo. Por cierto, recuperable. Volverá a surgir.

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