Opinión

Empapados en Atletismo

Para vivir mi primera San Martiño, el domingo tenía reservada una mañana de lluvia. A unos les gustará más, a otros menos, pero todos los corredores tuvieron que adaptarse a una superficie que no iba a permitir despistes. En la prueba absoluta, Santiago fue telonero de Ourense. Los ganadores absolutos en la línea de meta de Os Remedios fueron los mismos que hace tres semanas en la capital. Cuestión de estados de forma. En meta, sorprendió no ver a Lekhili. Tardó en llegar la noticia de su abandono. Mientras el pelotón iba llegando a cuentagotas, el cielo dijo que era suficiente y dejó de descargar agua. 

Suerte para las carreras de base. 

Ellos demostraron que cuando eres joven haces todo muy rápido. También correr. A toda velocidad se lanzaron los escolares, que dejaron las imágenes más llamativas del día. Por ejemplo, la llegada de Antón Martínez, un atleta infantil que reclamó su protagonismo al colarse entre juveniles y cadetes para acabar séptimo. Correr no es cuestión de tamaño. Otros compañeros, no acabaron con tan buena cara y pagaron el esfuerzo buscando acomodo en el suelo o incluso en la camilla. Los "cativos" cerraron el cartel de la San Martiño ante la orgullosa mirada de sus padres. Todos ellos, se llevaron una medalla para recordar que son el futuro de esa prueba. Después fue el turno para la entrega de trofeos. Algún premiado se despistó y costó encontrarle. Otros tuvieron que sacarse el micrófono de los compañeros de Telemiño paras subir al pódium. 

Y así se puso punto y final a una San Martiño de aniversario y de agua. Dicen que correr es de cobardes, pero en la mañana del domingo, cobardes pocos y valientes muchos.

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