Opinión

El empresario anónimo

No se siente cómodo con la grabadora delante. Y no lo disimula. Asumió la presidencia casi con calzador y con la sensación de que no se agarra ni lo hará al cargo. Que está implicado con el COB por pasión, no por la silla en el palco.

Tiene la experiencia de quién ha estado en el club para iniciar un proyecto y de quién ha vivido la experiencia de un ascenso deportivo y de una gestión administrativa posterior inconfesable. Conoce ya casi todas las caras de lo que implica y de lo que rodea al COB. Debería servirle para ir por el camino seguro, sin pisar en falso.

Le cuesta enfriar el discurso sin caer en la ilusión de quién sueña con llegar a lo que de verdad lo impulsa. El empresario anónimo que fue capaz de arriesgar su dinero para llevar al equipo a la ACB cuando vio que de verdad el sueño del ascenso se esfumaba. Aquel directivo que no tembló cuando puso sobre la mesa un talón con 600.000 euros para llevar a Ourense a la ACB es ahora el presidente. Y lo hace sabiendo que él sí puede reclamar porque es el primero en ponerse al frente de la fila si toca volver a empujar.

Quién lo conoce de verdad dice que no se irá sin volver a intentarlo. Lo reconoce. Quién lo conoce dice que no se irá sin conseguirlo. Eso ya ha quedado claro que es no solo cuestión de ilusiones ni de canastas anotadas. Por desgracia. Quién sabe. Ojalá este presidente tenga más suerte.

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