Opinión

Penurias

Ver el panorama que envuelve al COB obliga a la reflexión. Condiciona cualquier pensamiento que se parezca en algo a la ilusión.

Un club que maquilla sus limitaciones internas con un trabajo basado en la pasión y la experiencia, pero que salen a luz cuando la cancha las desnuda. Mientras otros clubes rastrean el mercado para fichar y volver a fichar, el COB no tiene jugadores ni para entrenar. Gana partidos a equipos que lo doblan y casi triplican en presupuesto y lo hace además con la naturalidad de quién lo lleva consiguiendo varias temporadas. Gana y sobrevive por la implicación de quienes siguen trabajando antes y después de los partidos. Sin balón, con un ordenador, un rotulador  o un teléfono.

Las estrecheces del presupuesto del COB se valoran en situaciones como esta. Cuando no puede fichar ni a jugadores que en otros equipos tienen como único rol el ayudar a entrenar. Cuando sus jugadores comparten piso mientras en otros clubes se quejan porque la televisión no es lo suficientemente grande o el coche es muy pequeño. Cuando hace una oferta y se la tira abajo un equipo de Liga EBA.

Sigue compitiendo y ganando partidos. Está en puestos de play off de ascenso a una ACB que le robaron en casa y desde dentro y viene de jugar una Final Four. Insiste pese a comprobar cada verano que su camiseta y su nombre son respetados y cotizados por firmas importantes, pero las empresas ourensanas miran hacia otro lado.

Con las ayuda de pocos y las zancadillas de muchos seguirá adelante. Incluso, si tiene suerte, volverá a comprar un cristal y parecerá un diamante. ¿Qué haría con la ayuda que tienen otros?

Te puede interesar