Opinión

La ley del péndulo

Péndulo en funcionamiento.

Toda nuestra vida está condicionada a crecer y menguar, subir y bajar o correr y parar en base a la ley del péndulo.

Nueve meses ya de curvas ascendentes y descendentes, al socaire de un péndulo que no conseguimos frenar en el centro y que nos provoca ya cierta congoja.

En el mundo empresarial no se produce una excepción. La actual crisis sanitaria empuja hacia un lado mientras la transformación digital da la vuelta a las relaciones de las marcas con el cliente, a su journey, a los planes de negocio y, como no, a la forma de trabajar en las oficinas. Pasamos de un extremo a otro, de fumar en la consulta del pediatra a prohibirlo en las plazas de toros, de controlar la hora de entrada de los trabajadores a la flexibilidad total, del tacón y la corbata al comfy.

 La adaptación de la sociedad y en concreto de todos los trabajadores a estos vaivenes para mantener una economía por encima de la línea de flotación es digna de alabanza y reconocimiento público. Sin dudas, sin preguntas y sin exigencias, vivimos una impresionante resiliencia de todos los compañeros, vigilantes siempre del interés de los clientes. 

Quedan aún oscilaciones del péndulo hasta que esta crisis termine, y vendrán otras. Por eso debemos seguir mirando, no a mañana, sino al futuro, a la transformación digital real de toda la sociedad junto a equipos de profesionales que consideran que a "imposible" le sobran dos letras. 

Muchas empresas podrían haber cerrado sus verjas si no hubiesen puesto en marcha procesos de ventas digitales o adaptarse al trabajo en remoto. Porque adaptarse no es crear de la nada un Amazon o un Google, ni tampoco poner a un becario a publicar contenido en redes sociales. Cada negocio, cada servicio y cada producto necesita una transformación particular. Muchos empresarios han visto el movimiento pendular y han sabido responder con valentía y decisión. 

Nos encontramos en puntos de inflexión críticos en los que las tecnologías y nuevos procesos de trabajo están impulsando la digitalización. Vivimos un hito clave para la economía digital. Solo un mundo totalmente conectado será capaz de gestionar la digitalización, acompañar al péndulo y abordar el resto de desafíos a los que nos enfrentamos.

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