H ay una clave que hace que los pueblos progresen y no es otra que ser conscientes de los propios méritos y fortalezas, pero mucho más de los deméritos y carencias.
Asumir tus debilidades supone el primer paso para el cambio, y el cambio bien orientado es el factor definitivo para mejorar. El grande entre los grandes Albert Einstein dijo: "Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo".
En el caso de nuestra querida Tierra, los ratios sobre digitalización y automatización de procesos son más que elocuentes. Por desgracia Galicia, con honrosas excepciones, está en el furgón de cola en la transformación digital de sus empresas. Este hecho hace que nuestras empresas sean menos competitivas y creo que no se necesita describir lo que ocurre cuando una empresa o un sector empresarial no es competitivo.
Los empresarios no necesitan a nadie para hacer la transformación digital. Son ellos los que deben tener la iniciativa de transformarse así mismos y no esperar a que la administración o el político de turno les enmiende la plana. Los políticos y administraciones, en mi opinión, lo único que deben hacer es favorecer la digitalización creando un caldo de cultivo para que las empresas florezcan sin ponerle palos en las ruedas y evitar su desarrollo.
Ha llegado el momento de abandonar los discursos genéricos, dejar el camino de las buenas intenciones y pasar la pantalla hacia la materialización de los planes.
Galicia se merece empresas más competitivas que permitan la creación de más y mejores puestos de trabajo que impidan que el talento se escape a otras tierras y poder capitalizar todo lo que invertimos en la formación de nuestros jóvenes.
Usando aquel eslogan de aquella entidad gallega tan querida y ya desaparecida, Galicia necesita una transformación digital de la empresa, con la empresa y para la empresa.
