Opinión

Hoy es Jueves Santo

La celebración litúrgica del Jueves Santo representa una ocasión propicia para penetrar desde la fe en el Cenáculo y contemplar lo que allí sucede. Jueves Santo es el día de la institución de la eucaristía, del sacerdocio ministerial y del amor fraterno. Tres regalos que nacieron en el mismo Cenáculo y que guardan entre sí una relación profunda.

En este Jubileo extraordinario de la Misericordia, es oportuno recordar estas palabras de Papa emérito, Benedicto XVI: "Jesús ha perpetuado este acto de entrega mediante la institución de la Eucaristía durante la Última Cena. Ya en aquella hora, él anticipa su muerte y resurrección, dándose a sí mismo a sus discípulos en el pan y el vino, su cuerpo y su sangre como nuevo maná (Jn. 6,31-33). La Eucaristía nos adentra en el acto oblativo de Jesús" (Deus Caritas est, n.13).

¿Por qué el cristiano ha de tener un amor preferencial por los más pobres? Sencillamente, porque celebra con sentido la Eucaristía.

No hay que olvidar que "el amor al prójimo enraizado en el amor a Dios es ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial, y esto en todas sus dimensiones: desde la comunidad local a la Iglesia particular hasta abarcar a la Iglesia universal en su totalidad"(Ibid. n.20). Una Eucaristía que no comporte un ejercicio práctico del amor es fragmentaria en sí misma.

La comunión con el amor he- cho carne lleva al don total de sí en la misión. La persona eucarística vive la misión como ofrenda de cuanto es y tiene y como fin, colaborar con el Cristo en beneficio de los más necesitados. La fe no nos aleja de la historia concreta de las personas. Al contrario, por la fe, los cristianos se comprometen en la construcción de una sociedad más humana y más justa. 

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