Opinión

Amasando ánimos

La idea de hoy la he sacado de una de las geniales viñetas del simpar Forges. Ya se decía en el antiguo régimen que cuando había problemas políticos o sociales se programaba un partido de fútbol y la gente se apaciguaba. Porque miren por donde, recuerdan algunos el dicho de que la música calma a las fieras, como, digo yo, el deporte relaja los músculos, la sonrisa serena los ánimos, el diálogo conduce a la calma, una copita de licor café eleva el humor… y muchas cosas más que ustedes pueden seguir añadiendo fruto de sus experiencias personales elevadas aquí a tópicos sociales.

Pues sí, dice Forges que hasta vamos a tener suerte porque va a coincidir la campaña y posteriores elecciones con el frenético final de la liga de fútbol. Así al personal le faltará tiempo para discutir de política y se encargará de vociferar con el fútbol que eso, el vociferar, también serena un montón. Que se lo pregunten a uno que yo me sé y que después de jornadas agotadoras se va al monte simplemente a gritar, bostezar y cabrearse con la naturaleza.

Es la vida en la que mucho me temo que algunos se tomen la política como un deporte más, y un momento de ocio para el merecido descanso anímico y corporal. Porque de lo que se trata es de marginar los reales problemas y dedicar nuestro preciado tiempo a la discusión sin sentido, a los papeles que vienen de Panamá o de donde fuere y a contar la interminable lista de personajillos famosos que pasan, merodean o viven en los juzgados a los que van con un aire de prepotencia que asusta. Todos son inocentes ("según ellos"). Como lo del barco aquél que me contaba con su especial lengua mi inolvidable amigo Filgueira Valverde. Pillan los marroquíes un barco, hacen bajar a la tripulación y les preguntan de donde son. Uno de ellos responde convencido: "Aquí todos galegos, menos o capitán que é de Muros". Pues eso, todos corruptos menos aquel que tiene millones en el exterior...

Pues eso, es el momento de distraerse con lo que fuere porque, de lo contrario, va a ser difícil encontrar una plaza en cualquier psiquiátrico, un rincón en la cima de un monte o una playa para relajarse. ¡Cuánta razón tiene Forges! Y si me apuran hasta mucha visión los antiguos al congregar entorno a una cancha de fútbol para echar fuera tanta bilis y tanto desaguisado.

Hasta aquí lo anecdótico y el humor, si ustedes quieren. Pero lo grave y la realidad es que muchas veces somos incapaces de ver los problemas de frente y miramos para otro lado y eso es falta de responsabilidad. Para nada importan los votos y, si me apuran, los que nos gobiernan. El problema, los problemas de este país son muchos y muy variados y en estos meses a nadie se le ha ocurrido afrontarlos luchando y divagando únicamente con protagonismos y afán de notoriedad. Y esto es muy grave. Los problemas se resuelven trabajando, estando al lado de ellos y afrontándolos. Sobran tantas idas y venidas, tantas ruedas de prensa que huelen a deseo de notoriedad y faltan soluciones también y sobre todo para la economía.

Y estamos esperando muchos el tiempo en el que la gente olvide la crispación y los gritos, los insultos y descalificaciones que en realidad a nada conducen. Bien creo que las campañas electorales son precisamente para tratar de los problemas. Lo demás es eludir lo esencial para centrarse únicamente en quien y cómo va a adquirir el sillón, el coche oficial y el regusto de salir en las primeras páginas. Mientras nuestra cosa pública se mueva en estas coordenadas nunca habrá verdaderas soluciones sociales. Me llamarán demagogo y a lo mejor lo soy, pero así lo veo.

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