Opinión

Cambio de ciclo

A nadie debiera extrañar un cambio por muy estruendoso que haya sido. Esta es la democracia y así debe aceptarse. Las puñaladas traperas acaso sea también uno de los lastres que conlleva el deseo de poder.

Sin duda alguna, la situación había llegado a extremos insostenibles. También es cierto que el acoso y derribo del gobierno ha contado con elementos muchas veces indeseables, pero lejos de escandalizarse lo que procede es tomar buena nota para que los otrora clamorosos errores desaparezcan para siempre.

Es indudable que la gestión prolongada de Mariano Rajoy ha contado con los logros de la recuperación de empleo y con una economía más saneada. Méritos ha tenido en ello. Pero la corrupción se ha instalado en gran parte del partido y el problema catalán o lo ha enfocado mal o nunca ha sabido atajarlo. Esta es la realidad. El aguante de Rajoy ha llegado a su límite y, comprensiblemente, ha hecho, como muy bien recordó: “Lo mejor para mí, para el PP y para España”, y se fue.

Por todo ello la hora del cambio llegó y deja paso a otra imagen que debe estar total y absolutamente limpia. Nunca podría Rajoy afrontar esta nueva etapa en la que siempre tendría detrás la espada de Damocles. La situación es tan sumamente grave que debiera hacer pensar a los dirigentes populares que su etapa acabó y que deben dejar paso ya a otras ideas, otras caras y otra estrategia. Lo actual está caduco y fuera de la realidad. Estoy convencido de que a Rajoy le echan las rencillas de su mismo partido antes que los votantes.

Muy posiblemente, si Fraga viviese, hubiese dado un golpe en la mesa como lo dio con Verstrynge o Hernández Mancha. La derecha española, que existe, se merece unos representantes distintos. Es el momento de la generosidad, de la altura de miras y pensar en el pueblo en serio. Sobran oportunistas, están de más los aprovechados con chulerías fuera de lugar y para los corruptos, que tanto daño han hecho al partido, a los votantes y en definitiva a la sociedad, su lugar es la cárcel.

Han cometido tal cúmulo de errores que les ha llevado a los tribunales. Pero, personalmente opino, si me dejan, que lo más grave han sido las luchas internas inconfesables por el afán de poder o por vendettas increíbles. A todos los niveles son vox populi los desencuentros incluso dentro del mismo Gobierno y en las estructuras de la formación política tanto en Madrid como en Valencia y en otros lugares. Los desencuentros entre Cospedal y Soraya sólo un ejemplo, como lo es la actitud de Esperanza Aguirre, Cifuentes, Camps… Situaciones sumamente graves. Y encima el otrora presidente Aznar ¿por dónde anda? Rajoy tendrá sus culpas pero también es cierto que la mayoría de los juzgados y condenados fueron personas de confianza de Aznar e incluso nombrados por él. Posiblemente esto se olvida y así le han caído todas las bofetadas a Rajoy mientras otros se han lavado las manos con sus silencios. Esto es grave y la raíz de la situación a la que ha llegado el PP.

Ya sea una refundación o incluso un gran pacto con Ciudadanos que aglutine al centro-derecha español serían ideas que muchos españoles verían de buen grado una vez barridos a fondo muchos de los actuales tristemente célebres. Como llegará el momento en el que le va a tocar el tema a los ERE andaluces algo también grave con dos expresidentes en el banquillo. Y esa es otra muestra de cómo está la sociedad española cociendo habas a calderadas por todas partes.

Saber irse a casa es una virtud que pocos tienen porque creen que el sillón es suyo y el huerto lo utilizan para sembrar sus ideas tantas veces erradas con rencores, envidias, y despropósitos que fueron incrementando –eso si- sus cuentas bancarias. Esperemos que la ilusión y el afán de limpieza lleguen ya.

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