Opinión

¿Católica España?

Hoy se celebra la solemnidad del Apóstol Santiago, que sigue siendo el patrón de España y de Galicia en especial. ¿Qué sería la Comunidad gallega sin todo lo que significa Compostela? A todos los niveles pero siempre girando entorno al sepulcro del Hijo del Zebedeo, el primer apóstol que murió mártir por su fe. Ignorar, postergar o ningunear esto sería un grave error histórico, sociológico y social. La mejor fachada barroca del mundo está cubriendo a la mejor fachada románica del universo: el Obradoiro y el Pórtico de la Gloria. Por mucho que la fe languidezca sigue siendo el patrón de este pueblo. En este día, la Iglesia católica dice esta oración: “Tú que consagraste los primeros trabajos de los apóstoles con la sangre de Santiago haz que, por su martirio, sea fortalecida tu Iglesia y, por su patrocinio, España se mantenga fiel a Cristo hasta el final de los tiempos”. 

Sobre Santiago hay dos temas discutidos a lo largo de la historia y que demuestran que los restos que se conservan en su sepulcro son suyos. Se discute, a lo largo de los siglos, si llegó a España, primero vivo a Zaragoza y después muerto a Galicia. La fe y el consentimiento universal de tantos siglos hacen creer que en la célebre polémica entre Pérez de Úrbel y Guerra Campos éste tenía razón. Y se habla de la “católica España”. Ya en 1600 la intelectualidad española asumió la Contrarreforma y la defensa del catolicismo, frente al luteranismo, como aspecto irrenunciable de la identidad colectiva. ¿Sigue siéndolo? La mitad de los españoles se definen como católicos “no practicantes”, según el CIS. Así, de los últimos resultados se desprende que un 68,9% de los españoles se definen como católicos, habiendo católicos entre las filas de todos los partidos políticos. 

Entre los creyentes de todas las confesiones, un 30,7% dicen prescindir de la misa u otros oficios religiosos (sin contar bodas, bautizos y comuniones); un 28,6% van pocas veces; un 17%, varias veces al año; un 12,4%, todos los domingos y festivos; un 7%, dos o tres veces al mes, y un 1,7%, varias veces a la semana. Y el mayor porcentaje de católicos (88,8%) se encuentra entre los mayores de 65 años. Los más jóvenes, de 18 a 24 años, son menos de la mitad los que se definen como católicos, un 41,6%, un porcentaje que se reduce hasta el 6,7% para los que dicen ser practicantes. 

En 1931 Azaña declaró ante las Cortes Constituyentes republicanas que España había dejado de ser católica. En la Guerra de la Independencia, la Iglesia identifica a España con lo católico frente a los ateos franceses napoleónicos. En las Guerras Carlistas, el ultra-catolicismo rural se enfrentó al liberalismo urbano saliendo derrotado. En 1936, la Iglesia bendijo el golpe de estado militar con el nombre de Cruzada y Alzamiento del ejército nacionalista sobre el Gobierno laico y democrático de la Segunda República y sería un actor político fundamental durante la posterior dictadura nacional-católica. La idea del nacionalcatolicismo viene de largo. Durante el siglo XIX, historiadores como Jaume Balmes o Marcelino Menéndez Pelayo identifican a España como algo distinto en Europa, una nación esencialmente católica. Solamente un 60,9% de personas de clase alta/media alta se define como católicos, frente al 82,6% de las viejas clases medias o el 75,8% de los obreros cualificados.

Hoy cuando menos es injusto decir que la Iglesia española es franquista. Y desde antes de morir Franco. Basta recordar a Tarancón y Añoveros. Y hay que tener en cuenta que en aquella triste contienda unos mataban a centenares de curas y religiosos e incluso a 15 obispos y miles de creyentes y quemando multitud de templos y conventos, y el otro bando los protegía. La postura entonces es humanamente comprensible. Aquella protección a la Iglesia fue un flaco favor del franquismo que aún hoy estamos pagando injustamente. En la actualidad el problema radica en la juventud y la adolescencia. La escuela religiosa, en gran parte, olvida evangelizar, las iglesias diocesanas tal vez debieran cambiar los métodos y la iglesia doméstica, que es la familia, muchas veces está en crisis. Todo ello influye en la situación actual.

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