Coincidiendo con la solemnidad de Cristo Rey, cuando acaba el Año Litúrgico, bien estaría recordar algunos de los datos a tener en cuenta. Las cifras de la esperanza que aporta la Iglesia muchas veces permanecen en el anonimato, porque, bien es verdad, nunca debe saber la mano izquierda lo que la derecha reparte según el espíritu evangélico. Para muchos ese trabajo es imprescindible y es fruto del Reino de Dios que hoy celebramos. Un reino que algunos contemporáneos de Cristo imaginaban que iba a ser temporal para acabar con la dominación romana, pero que se vio que está en otras coordenadas.
Pues bien, en nuestro país casi tres de cada diez españoles (el 28,6%) están en riesgo de exclusión social. Una de cada diez personas en el mundo sobrevive con menos de dos euros al día, según el Banco Mundial y el FMI. Nos gustaría apoyar a los que lo necesitan e invertir en el futuro del mundo también el espiritual. Es aquí donde la labor de la Iglesia Católica tiene mucho más que decir.
La Iglesia española acompaña a las personas que más lo necesitan. Lo hace a través de su presencia y acción en más de 23.000 parroquias, 800 monasterios, 100.000 catequistas, 18.000 sacerdotes y más de 12.000 asociaciones. Como los voluntarios de Cáritas, de la que se benefician millones de personas. Diez millones asisten los domingos a misa, cinco millones recibieron apoyo en más de 9.000 centros sociales de la Iglesia. Millón y medio de alumnos se forman en 2.600 centros educativos católicos.
Alrededor de 2,8 millones de personas han recibido atención a través de centros dedicados a la erradicación de la pobreza gestionados por la Iglesia Católica.
Cerca de 160.000 inmigrantes y 18.000 drogodependientes han sido asistidos. Un total de 78 centros para la mujer y víctimas de la violencia realizan su labor cada día en centros sociales y asistenciales de la Iglesia. Sin embargo, la labor de la Iglesia Católica no se queda dentro de las fronteras españolas. Hasta 13.000 misioneros españoles entregan su vida al desarrollo de pueblos de todo el mundo.
La labor espiritual de la Iglesia Católica se extiende dentro y fuera de nuestras fronteras. Existe un promedio de 240.000 bautizos, 116.000 confirmados y 52.000 parejas reciben el sacramento del matrimonio y 23.000 la Unción de Enfermos. Cerca de tres millones reciben atención por pobreza. Y nada digamos del patrimonio religioso con lugares emblemáticos como Compostela, Burgos, la Sagrada Familia o el mismo Camino de Santiago, que crean puestos de trabajo. Son los fines sociales de la Iglesia.
Según un informe de la CEE sobre el impacto del turismo y fiestas religiosos, aportan a la economía española más de 32.000 millones de euros y 360.000 puestos de trabajo, contribuyendo en el 3,12% del PIB. La actividad de la Iglesia supone un ahorro de miles de decenas de millones de euros para las arcas públicas, en todos los ámbitos detallados. Existen 40 celebraciones de interés turístico internacional y 85 fiestas religiosas declaradas de interés turístico nacional en España. Las fiestas son también fuentes generadoras de impacto económico y empleo: un total de 9.800 millones de euros para el PIB de España, 97.000 empleos sostenidos por esta actividad, llegando a 134.000 empleos generados.
