Opinión

¿Cuál es el problema?

Vivimos en la reiteración, en las mismas ideas manidas y agotados y hastiados de tantos jaleos en los que se mueve la clase política. Ya incontables veces hemos hablado aquí de lo mismo. Pero, acaso cayendo en la tentación de algo que queremos criticar, y desde la zozobra en la que nos movemos, tenemos que volver al tema. Ahora la justicia francesa investiga a 18 eurodiputados y una ministra. ¿Todos igual? Esto es increíble. Si ustedes se meten en las redes sociales, que abundan hoy en día, verán comentarios para todos los gustos incluyendo los sueldos que todos esos señores, que vociferan y viven en el enfrentamiento, acumulan mes tras mes. Vivimos también en la perenne incoherencia. ¡Ya está bien!

Nos quejamos de la violencia de género y de tantos desmanes como están aconteciendo y me pregunto si acaso una de las causas es la crispación en la que tienen a la sociedad los aprovechados de la clase política. Llevamos años hablando siempre de lo mismo, escuchando los mismos sermones, los mismos improperios, gastando y desgastándose en viajes para aquí y para allá y la cosa sigue igual, en la acera de la calle como el malherido samaritano a la vera del camino. Sean más serios, por favor, dejen de ir cada uno únicamente a lo suyo, laven todos y cada uno la suciedad que el mal barrido dejó en sus casas y háblennos de los problemas de España. Pero, claro, para eso se ve que está clase política actual es incapaz. Váyanse todos a su casita ¡por el amor de Dios! Que venga otra clase política que se dedique a trabajar en lo que interesa a los españoles, dejen de robar, sean coherentes, tengan contenidos y estén bien formados. Este país noble y grande se merece gente que lo dirija ya desde el gobierno ya desde la oposición. Y todos enderezando el rumbo de un barco a la deriva desde hace años. 

Ya está bien de tantas reiteradas frases y de tantas contemplaciones. Porque del tema catalán estamos ya todos hasta el gorro y huele a casi todo. A veces da la impresión de que con tanto jaleo lo que se quiere es distraer al personal de tantos y tan variados temas. Porque, y esta es otra, usted o yo robamos una gallina y ya vamos a la cárcel y “algunos” roban millones y campan por sus respetos e incluso se les prepara buen acomodo en las prisiones.

En clase con mis alumnos mayores estábamos hablando de la corrupción y en concreto lo que parece que defraudan ciertos deportistas. Salió en la prensa que uno iba para la cárcel y un alumno tomó la palabra. El chaval decía que ni la iba a pisar, pagaba algo y ya está. ¿Así de claro? Pues así es. Toda esta serie de individuos corruptos deben pagar hasta el último céntimo y cumplir la sentencia como cualquier otro personaje. ¿O aquí en este país hay ciudadanos de primera, de segunda o de quinta? Algunos pagan algo simbólico y a la calle. Mientras, se pudre el de la gallina.

Si es que deseamos preservar la democracia que está haciendo aguas por todas partes que venga una clase política nueva. Si miramos a Francia observamos que los partidos tradicionales se han ido al garete y surgen formaciones nuevas que arrastran al pueblo cansado de tantas monsergas. Es triste mi súplica, pero es lo que hay. Las incontables tertulias en todas las televisiones siempre hablan de lo mismo produciendo un hartazgo que a lo único que conduce es a la acritud, cerrar la tele e irse a la cama de mal humor. Confiemos en que ese Godot que esperamos venga pronto y mande al ostracismo sistemas que están caducos. De lo contrario, después nos calentaremos si surge algún “iluminado” que por la fuerza le dé la vuelta al calcetín.

Te puede interesar