Opinión

El pobre de Asís

La Iglesia celebra hoy la fiesta de uno de sus más grandes santos, cuya vida y obra perdura hasta nuestros días e incluso el actual papa ha tomado su nombre porque cree, y lo está demostrando, que su camino debe ser el que la comunidad eclesial debe seguir. San Francisco de Asís, el santo del gran carisma que estructuraron teológicamente las dos mentes más privilegiadas y lúcidas del espíritu franciscano: san Antonio de Lisboa (muy mal llamado de Padua) y san Buenaventura.

San Francisco de Asís (Asís, 1182-1226) fue diácono y fundador de la Orden Franciscana, las Hermanas Clarisas y una tercera conocida como tercera orden seglar, todas surgidas en la Edad Media. Es una de las grandes figuras de la espiritualidad de la Iglesia cuyo mensaje destaca por su estilo de pobreza y el testimonio de la misma con la más estricta austeridad. Al comienzo le costó muchos disgustos incluso con sus hermanos de religión, a quienes les costaba comprender su estilo de simplicidad. Se negó entonces a cambiar su forma de vivir la fe. Fue canonizado en 1228. Y, desde entonces, para infinidad de creyentes de todos los tiempos “Il poverello d'Assisi” (el pobrecillo de Asís) ha marcado un estilo único en la Iglesia católica. El origen de su nombre proviene de que su padre trabajaba en Francia.

En la Montaña de La Verna, en 1224, recibió los célebres estigmas que recoge la biografía, y al año siguiente compuso el Cántico del Hermano Sol, un poema de oración y de alabanza a Dios, el Creador de todo lo que existe. Por ello, en 1979 esta oración hizo que fuese declarado “Patrono de los cultivadores de la ecología”. San Buenaventura y san Antonio han pasado a la historia como dos referentes únicos del franciscanismo, junto a santa Clara, que fue en principio miembro de una noble familia italiana. Fue amiga y seguidora de san Francisco, con quien fundó la Segunda Orden Franciscana (Clarisas).

Tanto los frailes franciscanos (una de las Ordenes Mendicantes) como las monjas Clarisas están extendidas por todo el mundo. En la diócesis de Ourense, los franciscanos tienen su convento en el Parque de San Lázaro, tras dejar su residencia y convento en San Francisco, donde hoy se alberga el Archivo. Fue primero cuartel y, tras una discutida decisión tras la retirada del Ejército, hoy es el Archivo. El actual templo fue trasladado, fundamentalmente, a su lugar actual.

Las Clarisas tienen dos casas. En Allariz, con gran tradición histórica, y en Vilar de Astrés tras su traslado desde Ramirás en los años noventa.

Para los seglares es un punto de referencia la Tercera Orden, llamados terciarios o terciarias, y han sido grandes propagadores del espíritu franciscano por todo el mundo.

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