Opinión

El rey

Sin duda alguna, el cardenal Tarancón fue un gran incomprendido, aun cuando su visión de futuro y sus conocimientos le colocan en un lugar privilegiado de la historia. Personalmente tuve con él varias y largas conversaciones, sobre todo en su visita a Ourense, lugar de grandes recuerdos para él. En su juventud sacerdotal fue muy amigo del párroco de Cortegada, donde le pilló el inicio de la Guerra Civil. Recuerdo, como si fuese ahora, el día que le presenté en una conferencia en Salesianos y cuando le llevé en coche al Seminario tras pasar por delante de la iglesia de María Auxiliadora e indicarle que rezase, como yo hago siempre, una salve. Lo hizo.

Pues bien, en una de esas conversaciones salió el tema de su homilía en los Jerónimos el día de la coronación de Juan Carlos I. En aquella ocasión, le dije, pronunció una frase que creo incorrecta. “Habrán sido muchas -me respondió-, porque se me habían olvidado las gafas en casa y tuve que improvisar. ¿Cuál es la frase?” Le respondí: “Majestad, vos sois el Rey ‘de’ todos los españoles”. “Y me parece incorrecta -le expliqué- porque en castellano existe un matiz importante. Estaría más cierto, Majestad, sois el Rey ‘para’ todos los españoles”. “Tienes razón y gracias por la corrección”, me dijo.

Toca hoy hablar del actual rey, Felipe VI, ante posturas de algunos actualmente, que creo de todo punto fuera de lugar siempre pero mucho más en este tiempo en el que hay cosas más fundamentales para discutir y sobre todo resolver en el momento actual. La monarquía española está aprobada mayoritariamente en nuestra Constitución y él el primero. Y el pueblo estamos obligados a cumplirla. El monarca, además, tiene la ineludible obligación de hacerla cumplir. Lo contrario sería una traición como lo son ciertos desprecios y quemas de fotografías ya sea en Cataluña o en cualquier lugar. El respeto al rey es una obligación que se contrae en el momento de la toma de posesión del Gobierno. Claudicar en esto es olvidar ese juramento o promesa. Porque el Gobierno lo es “de Su Majestad”.

Por otra parte, y centrándose en su figura, posiblemente sea el rey mejor formado de la historia y sus actitudes de serenidad, equilibrio y cercanía están siendo ejemplares como han reconocido políticos de gran talla de todos los partidos. Las monarquías parlamentarias reinantes en la actualidad están siendo aceptadas por su servicio de ecuanimidad imparcial, como lo ha dejado claro Felipe González en reciente intervención que ya hemos comentado.

Por todo ello, poner ahora en causa a la Monarquía, y sobre todo al actual rey, personalmente creo que está fuera de lugar. El mismo expresidente llega a afirmar que es una “república coronada2. Su cercanía e intentos denodados de acercarse a todos los pueblos españoles es un ejemplo muy claro. Su diálogo con el pueblo manifiesta cercanía y cordialidad y soy testigo directo de eso. Tratar de ponerle palos en sus ruedas en nada contribuye al bienestar nacional, al margen de que una república sería más cara. Y, si miramos a la historia de España, podemos observar cuanto duraron las repúblicas y, sobre todo, cual fue su final. Esto debieran tenerlo en cuenta los grupos que, desviándose de lo fundamental, se dedican a criticarlo. Por otra parte, ninguna culpa tiene de los dislates de su progenitor que, además, concedió una Transición ejemplar y todo cuenta en la vida.

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