Opinión

Las elecciones portuguesas

Las elecciones para presidente de la República portuguesa, que se celebran cada cuatro años, tocan este 24 de enero en medio de la pandemia y con el pueblo nervioso ante tantas emergencias y restricciones. El pueblo luso acudirá a las urnas tras distintos debates celebrados entre el actual presidente y los demás candidatos. Únicamente el debate entre Marcelo Rebelo de Sousa y el candidato de la extrema derecha (CHEGA), André Ventura, tuvo algún momento en el que el actual presidente se manifestó contundente y serio.

Según todas las previsiones, la reelección de Marcelo es una cosa cantada para gran parte del electorado, que lo ve cercano y siempre al lado de su pueblo. Una actitud que valoran los portugueses después de presidencias distantes y distintas. Lo ha dejado muy claro: “Soy presidente de todos los portugueses” y enumeró a todas las clases sociales y partidos, asi como situaciones en las que vive en la actualidad el pueblo. Se le ve “omnipresente” en los lugares más variados, desde los incendios, a cualquier catástrofe y situación delicada de cualquier portugués sin importarle su signo político. 

Es una realidad que Marcelo vive preocupado por los pobres y marginados. Él, que es y se manifiesta católico practicante, ha dicho en más de una ocasión, y lo ha llevado a la práctica, que se aproxima tanto a creyentes como a agnósticos o ateos e incluso de otros partidos. La cohabitación con su alumno de la facultad Antonio Costa ha ido sin estridencias. Nada sería de extrañar que el mismo socialista Costa le votase.

Igual que en la primera elección para presidente, ha renunciado a toda propaganda externa en carteles por las calles. Los que le conocemos bien somos conscientes del amor al pueblo y su disposición para servirle, como manifestó en su primer discurso tras la investidura. En aquella ocasión afirmó al final ante todos los que allí estábamos en la Asamblea de la Republica: “Aquí estoy”. Y lo ha cumplido: ha estado en todas partes donde era necesario. Su intención es siempre luchar por la estabilidad y rechazar todo aquello que sea malo para la convivencia portuguesa.

Se le ha notado estos años en su aspecto físico. Ha adelgazado, porque además de descansar poco o nada vive siempre en vilo ante cualquier problema. Sin renunciar nunca a su fe, se manifestó también contra la prisión perpetua, siguiendo en esto, y lo citó, el criterio de san Juan Pablo II, porque, repitió, siempre hay que dar una segunda oportunidad. Y siempre en contra de la pena de muerte. Al día siguiente de la toma de posesión sus primeras visitas fueron al Vaticano y a su íntimo amigo Felipe VI. Es muy consciente de que España y Portugal deben entenderse bien siempre y en ello hace todos los esfuerzos.

Su trato es sencillo y cariñoso con todos e igual se le ve en la playa de Cascais muy de madrugada que después comprando en un supermercado. Ama a Galicia y le gusta su gastronomía. En una cosa deja de ser portugués y es en que de ninguna manera prueba el café ni nada que lo lleve. Me llamó la atención cenando en mi casa rechazó la queimada porque llevaba café…

En el debate con Ventura fue muy claro manifestando la mentalidad que rige su mandato. Y al finalizar el debate con el socialista Joao Ferreira, los comentaristas de una televisión portuguesa eran contundentes al afirmar que los otros candidatos de antemano dan por supuesto la victoria de Marcelo y por eso se limitan a “pasar” sin profundizar demasiado. 

Por todo, si las cosas siguen así, Marcelo seguirá siendo presidente.

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