Spain is different". Desconozco de donde proviene esta frase que es de dominio común, pero es bien cierto aquello de que "cuando el río suena, agua lleva". Será verdad. Unas diferencias que, viviendo fuera del país se puede comprobar con facilidad. Aquello "de Madrid al cielo" o "como España no hay" va a ser verdad.
El bullicio y la precipitación e improvisación tan españolas son desconocidas en otros pagos. Sabemos divertirnos en la calla que llenamos a cualquier hora del día, hablamos alto que parece que estamos peleándonos y en esto tal vez los italianos se nos acercan. Tenemos muchos defectos hispánicos pero son inmensamente más las virtudes.
Incluso en esta época de crisis. Quisiera fijarme hoy en un detalle que podemos observar continuamente en nuestros pueblos y ciudades. Por ejemplo mañana mismo.
Se celebra la fiesta de San Benito de Nursia que, junto con San Antonio congregan a gran multitud de devotos por todas partes. Por citar sólo a algunos de nuestra tierra baste mentar a Cova de Lobo, Cuñas, Marañao, Allariz y otros muchos pueblos de nuestra geografía. Y lo mismo en las incontables festividades marianas a lo largo y ancho de nuestra geografía.
Pues bien, si algún extranjero visitase España en esos días podría llevarse la impresión de que somos un pueblo de gran religiosidad y practicantes. Pero si lo hiciese cualquier día de la semana o domingos del año en muchos de nuestros templos la imagen muchas veces es desoladora. ¿Dónde están todos aquellos que se congregan en esos días puntuales que señalábamos más arriba? Esa es la cuestión.
Vivimos un momento en el que para muchos su religiosidad y su fe se reduce a esos días, a la celebración de bautismos, comuniones, bodas o entierros y muy poco más. Y eso sociológicamente y sobre todo a nivel de fe merece un serio y profundo estudio.
Porque la verdadera fe es un compromiso también y sobre todo con las celebraciones dominicales que son el "Día del Señor" en los que actualizamos el centro de nuestra fe y el hecho fundamental para los creyentes que es la Resurrección. Porque, como diría San Pablo, "si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe". Me viene siempre a la memoria aquella anécdota de quien fue párroco de Vilamarín fallecido hace décadas. Decía él con su estilo tan propio que los cristianos comulgamos a Cristo pero muchas veces "Non nos baixa da gorxa".
Cristianismo sin compromiso diario a todos los niveles de nuestras vidas, de nada vale o digamos que poco vale. Esta es la causa de muchos se aparten porque acaso los que cumplimos para nada somos ejemplares y nuestro testimonio es muy flojo o, por desgracia, alguna veces contrario. Todo ello debieran pensar cuantos acuden en masa a los templos sólo en señalados momentos del año y el resto de los días ni se acuerdan.
