Opinión

Estos días en Ourense

Lo he dicho también aquí muchas veces. La diócesis y la provincia de Ourense serían otra cosa sin la devoción mariana. Incontables las advocaciones, inmensa la devoción y el fervor que ha teñido la etnografía y el arte de la provincia con muchísimos pueblos que llevan el nombre de María. Esto es innegable y ni la sociología sabe darle una respuesta satisfactoria. Hace de esto varias décadas llegaba yo a esta casa después de la procesión de Fátima y una persona me dijo que era un exagerado al calibrar el número de asistentes. Me prometió que al próximo año vendría, como así lo hizo, y al acabar me reconoció humildemente: “Te quedabas corto”.

Es imposible contabilizar cuantas personas mañana por la noche acompañarán a la Virgen Blanca desde O Couto a la Catedral. Pero lo más interesante es que los asistentes son familias enteras, niños, jóvenes y también personas maduras. Todos al unísono cantando y honrando a la Virgen. Es el todo Ourense que se vuelca y llena nuestras calles en un fenómeno indescriptible. Solo asistiendo puede uno calibrar la veracidad de este evento.

Hay un detalle que digo siempre en este día. Conozco muy bien la Cova de Iría, la Fátima portuguesa. Y sin duda tengo claro que después de aquella localidad portuguesa en la que en 1917 se apareció a los tres pastorcillos y posteriormente pudieron contemplar a lo largo de seis meses algo único centenares de personas, pues bien, creo que después de aquel mítico lugar de la “azinheira”, es Ourense el lugar que más fieles congrega en torno a la Virgen Blanca en todo el mundo. Fátima pertenece al ayuntamiento de Ourem y O Couto a Ourense…

Las autoridades religiosas y civiles separaron a los tres niños para ver si mentían y los tres coincidían en la visión. Es la realidad. 

Son miles las veces que he pasado por aquella explanada para contemplar el silencio, observar los sacrificios y palpar la fe de tantos peregrinos que allí van por diversos medios y de todos los países. Cierto, es Portugal la tierra de las tres “F”: Fútbol, Fado y Fátima. Y he palpado y hasta enjugado lágrimas de emoción y confesado a personas que emocionan por su fe. Es algo más que un lugar turístico. Es el “Altar del mundo”. Curioso comprobar como en Ourense se tiene una novena muy concurrida, algo que en la Cova de Iría se celebra el 13 con toda solemnidad y nada más; los demás días va mucha gente como todos los días del año.

Y en este día supongo que el santuario ourensano lo hará. Un santuario que se construyó con el esfuerzo del párroco que logró convertir el 5ª Mandamiento de la Iglesia en “dar piedras para Fátima”. Sin duda alguna: celebro la misa por aquel gran hombre que era don José, a quien se debe la devoción de este pueblo a la Virgen de Fátima. Con la imagen peregrina, don José y yo mismo recorrimos la diócesis y en aquel recorrido palpamos todo cuanto aquí afirmo.

La ofrenda de las madres acaso sea en O Couto uno de los actos más emotivos.

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