Opinión

Pero... bien formada

Es frecuente que las personas suelten sin más que “obran en conciencia”. Evidentemente una persona que actúa a la ligera nunca podrá ser creíble. Y esto en la politica y en todos los ámbitos de la vida. Es, la conciencia, esa voz que debiera ir indicándonos el camino a seguir y las actitudes a tomar. 

Hasta aquí todos de acuerdo. Pero es necesario que esa conciencia esté debidamente formada, al menos conforme con la ideología de cada cual. Y esto se llama coherencia. Evidentemente, según la ideología, equivocada o cierta según quien la observe, debe ser siempre respetada pero dentro de una línea de coherencia. Personalmente he citado muchas veces aquí a Tierno Galván y aquella frase que para mi es certera. Decía el Viejo Profesor que la categoría de una persona se mide por la capacidad que tiene de rodearse de gente que piensa distinto. Esa debiera ser la norma. Saber escuchar a todos es fundamental y básico, lo cual nunca debe llevar a seguir sus líneas en un sincretismo que será nefasto. Cada uno con su ideología sin imponerla y vituperar al contrario.

Cada ideología, cada partido, cada persona, tiene una forma de pensar y es necesario que esté bien formada su conciencia de acuerdo con esa manera de manifestarse. Lo que ya es diferente es cuando, lejos de respetar esa línea, hoy se piensa de una manera y mañana de la contraria que en definitiva es la incoherencia que hoy en día menudea por doquier. Nunca sabes con que te vas a encontrar. Y así vemos a algunos políticos moviéndose en el péndulo que se han inventado para cada momento. Uno queda horrorizado al observar los cambios de manera de pensar y de estrategia ya sea en el Parlamento, en los mítines o en cualquier intervención pública. Se mueven de un lado a otro con una velocidad imposible de controlar. Baste observar cómo en el arco político hay personajes que ya han pasado por más de un partido poniéndose siempre para que les vaya mejor personalmente. Muy triste esos vaivenes de la política.

Decía Fernando Pessoa que él sufría del dolor de pensar y su heterónimo Alberto Caeiro se centra en el presente sin pensar en el pasado ni en el futuro. Lo grave que está aconteciendo es que existen muchos que lejos de pensar divagan y se les va el tiempo en “ocurrencias” lejanas de la conciencia bien formada y de serios contenidos. Las ocurrencias y las vivencias sin un fondo seguro conducen al fracaso. Y otros que añoran el pasado o viven pensando en la utopía de un mañana incierto que les hace navegar en la incertidumbre. 

Por todo ello la necesidad de formación seria que da la impresión de que es lo que falta. Las encuestas que nos llegan son alarmantes valorando la formación de la juventud actual. Y esta es la causa y la raíz que conduce a una conciencia personal sin base cierta y sin contenidos serios que son los que moldean nuestro pensamiento. Faltan contenidos y la cultura de algunos está bajo mínimos. De ahí nacen a veces críticas que son difíciles de sostener. Se desconoce la historia, se ignoran los pensadores que configuraron la cultura y fueron la pauta a seguir y así la conciencia está hecha añicos.

A uno se le cae el alma al suelo cuando oye a algunos personajes que por su rango debieran actuar y pensar distinto y que dicen una serie de incoherencias, vulgaridades y afirmaciones sin haber visto antes cómo, quién y cuándo dijo tal o cual afirmación y cuál es la base de la misma. Como aquella periodista que en Madrid comentó los célebres fusilamientos del 2 de mayo de 1808 en el no menos célebre cuadro de Goya afirmando que aquello eran los fusilamientos en tiempos de Franco. Y se quedó la mujer tan tranquila.

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