Opinión

La procesión

Me precio de conocer bien el Santuario de Fátima en la Cova de Iría y he dicho muchas veces, al igual que a los obispos portugueses, que, después de allí, es O Couto el lugar de mayor concurrencia entorno a la Virgen del Rosario de Fátima. Confío en que al igual que en Celanova con San Verísimo, se elimine el título de la parroquia llamada oficialmente San Francisco de Regis. Es San Rosendo y es Fátima para el pueblo en general. Se da una cosa muy curiosa en esta advocación en Ourense. Aquí son nueve días seguidos con el Santuario a rebosar. En la Cova de Iría sólo se celebra el 13 de mayo aun cuando todo el año son incontables los devotos que allí acuden. Pero la celebración de la fiesta es sin duda en Ourense más prolongada: nueve días. Por las circunstancias actuales, aquella procesión multitudinaria este año dejará en la noche del 13 nuestras calles desiertas… Una procesión única como única es la ofrenda de las madres y en general toda la novena que cuida la parroquia con todo esmero desde que la instauró el inolvidable don José.

Pero la devoción a Fátima es universal en la diócesis. Tuve el gran honor de acompañar a don José y a la imagen de la Virgen por toda la diócesis con motivo de las bodas de plata del santuario. Aquello fue inenarrable. En las villas pero también en los pueblos la respuesta era masiva. Se repetía así la visita que también se había hecho 25 años antes. Y aquella siembra fructificó enormemente hasta el punto de poder afirmar que hoy es una advocación muy común y universal en la diócesis después de Los Milagros. Sin menospreciar las otras, más locales. Un santuario que se levantó con cariño y con el apoyo del pueblo que respondió muy generosamente a la llamada de don José.

Cierto, tal como recuerda la liturgia en este domingo, Cristo es la piedra angular, pero sería muy difícil de comprender a la Iglesia sin la presencia de la Virgen. Así lo entendió también San Juan de Ávila, cuya memoria se recuerda hoy y así lo propagaron los santos a lo largo de la historia. Por eso, el próximo 13 será un día triste y atípico, pero tengo la certeza de que cada uno desde su casa se acordará de O Couto y de esa imagen tan bella obra de Ferreira Thedim que representa con su blanca figura a quien es madre de Dios y madre nuestra y por ello Auxiliadora de todos los cristianos.

Para nadie pasará desapercibida la fecha y acaso la oración, la súplica y el recuerdo estará presente en todos cuantos otros años la honraban con su presencia por las calles y que este año con el mismo entusiasmo cada uno hará un lugar en su corazón dentro de su hogar. Incluso estoy convencido de que en la mayoría de los hogares ourensanos existe una imagen o una estampa que en esta novena será honrada e invocada.

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