Opinión

Las lágrimas de Argentina

Nuevamente he pasado en familia las fiestas navideñas en aquella tierra tan linda y con tantas posibilidades de todo tipo, que es lo que en realidad posee Argentina. Coincidió en una época de cambio con grandes polémicas entre los que han ganado las recientes elecciones (los peronistas) y los radicales de Macri, a quienes las urnas por poco margen han retirado del poder. Han sido unas navidades con incontables convulsiones, incluidos asesinatos y robos, lo que ofrece una imagen de bastante inseguridad. Igualmente existe allí un desencuentro entre los resultados que da la universidad sobre el hambre y lo que el nuevo Gobierno trata de transmitir. Aquélla habla de un 40%, mientras el Gobierno de Alberto Fernández lo cifra en torno al 30%. Pero menudean los robos, atracos e incluso varios asesinatos sobre todo tras las celebraciones de fin de año. Incluida la violencia de género y el secuestro de un bebé que luego fue recuperado. Este panorama choca con otra imagen como la que ofrecía la 9 de Julio, arteria central de la capital bonaerense.

Es un país que de ninguna manera se merece los vaivenes en los que está sometido por unos gobernantes cuando menos discutibles. Ahora resulta que Alberto Fernández, el nuevo mandatario, se cansó antaño atacando verbalmente a Cristina Kirchner y más tarde se coaliga con ella, que hoy es la presidenta del Senado y con causas pendientes con la Justicia. Han acogido a Evo Morales con tres causas judiciales en Bolivia y una en La Haya. Hasta el verano está resultando atípico con lluvias continuas y temperaturas poco comunes para el verano argentino.

Y el nivel de algunos políticos deja mucho que desear. Antaño se quejaban de Menem y ahora resulta que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Kicillof, puso la nota el 31 de diciembre cuando en la tele le preguntaron qué iba a cenar y respondió todo convencido: “Lo que haiga”… Se han congelado los sueldos y la nueva Ley de Emergencia facilita unos muy controvertidos bonos y el IVA vuelve a los alimentos básicos, pasando del 5 al 10,5%. Con ello, productos con un 0% ahora pasan a costar 45% más. Este es el actual panorama.

Es lástima porque, como decimos, es un país muy lindo que posee de todo. Es una delicia el viaje a Mar de Plata o a Rosario pasando por San Nicolás. Tienen de todo y nada digamos de la incomparable carne con ese churrasco o unos choripán únicos para satisfacer al más exigente goloso. Los que amamos esta tierra echamos mano una vez más a la voz de Paloma San Basilio con aquella conocida canción dedicada a Eva Perón: “No llores por mí, Argentina”:

“Será difícil de comprender,/ que a pesar de estar ahora aquí/ soy del pueblo y jamás lo podré olvidar./ Debéis creerme./ Mis lujos son solamente un disfraz,/ un juego burgués nada más./ Las reglas del ceremonial/ tenía que aceptar./ Debí cambiar/ y dejar de vivir en lo gris,/ siempre tras la ventana/ sin lugar bajo el sol./ Busqué ser libre./ Pero jamás dejaré de soñar/ y solo podré conseguir/ la fe que queráis compartir./ No llores por mí, Argentina,/ mi alma está contigo,/ mi vida/entera te la dedico./ Mas no te alejes,/ te necesito./ Jamás poderes ambicioné./ Mentiras dijeron de mí./ Mi lugar vuestro es,/ por vosotros luché./ Yo solo quiero/ sentiros muy cerca,/ poder intentar/ abrir mi ventana y saber/ que nunca me van a olvidar./ Te necesito./ Qué más podré decir/ para convenceros/ de mi verdad./ Si aún podéis dudar,/ mirad mis ojos y ved/ como lloran/ de amor.”

Qué hermosa canción en la que debieran reflexionar los argentinos, al igual que en el tango “Cambalache” en la situación actual.

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