Opinión

Lo fundamental

Muchos de cuantos me conocen saben algunas de las razones por las que yo le tengo gran devoción a San Cayetano, cuya fiesta celebrábamos anteayer, viernes día 7 de agosto. Siempre que voy a Buenos Aires, una de las visitas obligadas es al santuario que allí posee y que es muy concurrido; sobre todo en torno al día de la fiesta. Se organizan interminables peregrinaciones en medio del invierno argentino y se portan toda clase de alimentos para los pobres, que se depositan en un inmenso salón que se llena a rebosar. Porque el lema de este sacerdote que llegó a santo es muy claro y lo repiten todos sus fieles y peregrinos: “San Cayetano: pan y trabajo”. Las dos cosas fundamentales que todos allí suplican y que siempre, y sobre todo en esta etapa mundial, son tan necesarias. El trabajo escasea y, como consecuencia, hay que mendigar el pan. Y esto para miles de personas de aquí y de allá. Basta ver los comedores sociales y la labor que están llevando a cabo las parroquias, Cáritas, órdenes religiosas y ONG. Miles de comidas diarias reparten

Seguimos esperando que los partidos politicos y los sindicatos hagan lo propio y que muchos de nuestros politicos con sueldos de escándalo den el paso a una colaboración tan necesaria. Sobran en nuestros países tantos discursos vacíos, tantas discusiones inútiles y tantos viajes y lucimientos personales. Es el momento de la colaboración, la unidad y el diálogo, como recordó el rey en la Ofrenda a Santiago el pasado 25 de julio. Lo demás es pretender la espera de un Godot que nunca va a venir. Sobran discursos y palabras y hacen falta testimonios, hechos contundentes que avalen cuanto algunos de nuestros politicos dicen incluso presumiendo de su labor social.

Porque en medio de la pandemia actual es necesario refrendar ejemplos, ayudar a quienes lo necesitan y socorrer a cuantos lo están pasando mal, muy mal. Ya estamos algunos muy hartos de tantas vacías promesas y espejismos que de nada sirven. Las promesas que hay que cumplir son claras y pasan por el lema del santo que comentamos. Vemos cuántos negocios están cerrados y la mendicidad en nuestras ciudades y esas manos extendidas pidiendo a cuantos deambulamos por las calles, para solicitarnos un pedazo de pan. Esta es la realidad, que está muy lejos de la demagogia por mucho que algunos así califiquen estas líneas.

En la fiesta de San Cayetano bien sería que todos tomasen en cuenta su lema. Pues también es hora de aceptar la verdad venga de quien venga. Está claro que algunos solo están prestos a aceptar lo que viene de los que piensan como ellos. Y eso es nefasto porque todos tienen cosas buenas, creo que también la Iglesia.

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