Opinión

Los gilipollas

Si usted se toma la molestia de acudir al diccionario para ver el significado de una palabra hoy muy corriente como es el vocablo “gilipollas” podrá descubrir que proviene del mundo árabe y se compone de “yahil”, “yihil” o “gihil”  cuyo significado es “bobo” a la que se añade el vocablo “pollas” siendo utilizada desde 1882 por el poeta Rodríguez Marín especialista en temas cervantinos y por Pérez Galdós. Curiosamente incluso este y similares insultos han llegado a tener matices cariñosos.

Más curiosos son otros de los orígenes que se le atribuyen a la palabra. 

Siguiendo al diccionario de la RAE, es una vulgarización del adjetivo “gilí”, cuyo significado describe a una persona tonta o lela y que emana del vocablo caló “jili”, en alusión a alguien inocente o cándido.

Celdrán, autor de “El gran libro de los insultos”, señala que este insulto es un término del siglo XIX: “El gilipollas, siendo tonto, es algo más que eso, ya que es el bocazas que todo lo airea sin guardar recato por su poca inteligencia que le lleva a ser inoportuno y sin ser malo es peligroso”. 

Es más curioso el origen madrileño. A finales del siglo XVI, don Baltasar Gil Imón era fiscal del Consejo de Hacienda durante el reinado de Felipe III. La palabra “pollas” era utilizada para hacer referencia a las mujeres jóvenes. Don Baltasar solía acudir a fiestas junto a sus dos hijas feas y cortas de inteligencia de nombres Fabiana y Feliciana, para tratar de encontrarles mozo de buena posición social. Por lo tanto, cada vez que aparecía el padre con sus inseparables hijas la concurrencia decía:. “Ahí va Don Gil con sus pollas”, y la coletilla se fue repitiendo derivando en “gilipollas”

Tengo un amigo que afirma que hoy en día son infinitos y que si volasen nublarían el sol… Mire usted a ver si nos entendemos. Por desgracia en este mundo tan bello siempre sale alguno de esos que por desgracia tanto menudean y por doquier existen ya en la playa, en la carretera presumiendo de su bólido haciendo genialidades, o en cualquier lugar de manera permanente.

Me imagino que Vd., como yo, conocemos infinitos sujetos caracterizados por sus continuas gilipolleces. Personas de ocurrencias y sin ideas con contenido. Y lo malo es que estos individuos se mueven a todos los niveles aquí y acullá.

Por otra parte hay que ser espabilados para zafarse de sus pretendidas influencias que siempre existen. Siempre miran a su propio bien a su ombligo y sobre todo a su medro personal llegando a las cotas más altas. Si se fija y quiere hacer un ranking verá lo que abundan. Anímese a clasificarlos y verá. 

Haylos viejos, jóvenes y hasta adolescentes y en todas partes se los encuentra buscando, hurgando y escarbando hasta encontrar lo que desean ya sea la nómina acrecentada, la niña que le gusta, el puesto por el que anhelan.

Y para ello viajan de acá para allá ya sea en avión en coche de marca, en tren o en tranvía si se lo prestan los de Velle que según cantan de tren nada de nada pero de tranvía saben un montón… Ya ve como son las cosas. Y también en las organizaciones más santas y nobles nos encontramos sacos llenos de estos individuos por otra parte muy ayunos de contenidos con nula cultura y sin los más elementales conocimientos de todo, absolutamente de todo, oiga, una pandilla de inútiles. Pero, eso sí, presumiendo de lo habido y por haber.

Es el “tonto” tantas veces inútil utilizado por más de un jefecillo para sus ocurrencias, es el gilipollas útil que también existe colocado estratégicamente para ser utilizado y cargar con los fallos o simplemente para aplaudir sin saber por qué las ocurrencias de su jefe al que suelen adular sin sentido. 

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