Opinión

Los Paúles

Se celebran los 150 años de presencia de los P. Paúles y centenario de la Adoración Nocturna en el santuario de Los Milagros. Sin lugar a dudas, tanto Ourense en general como la diócesis ourensana en particular, tienen una deuda impagable con ese santuario señero entre las advocaciones marianas de toda España. En el transcurso de estos años, los paúles han desarrollado y desarrollan una labor fecunda que se traduce en numerosas presencias como pueden ser las Hijas de María, Apostolado de la Oración, cofradías y otras actividades que honran a la Congregación de la Misión y a las Hijas de la Caridad que siempre prestaron inestimable ayuda. 

Desde el 22 de septiembre de 1919, a los 50 años de la presencia de los Paúles de este Santuario, el P. Fuertes fundó la Adoración Nocturna en el Santuario, implantada el 5 de noviembre de ese año contando con gran número de adoradores de las parroquias limítrofes. Así lo refleja el gran historiador y etnógrafo Eligio Rivas: “La estampa de aquellos hombres, jóvenes y maduros, subiendo a la colina del Medo, envueltos en mantas para protegerse del intenso frío; despacio, después de trabajar toda la jornada en la labranza o el pastoreo. Vienen royendo un mendrugo de pan, dispuestos a pasar la noche en vela y en adoración ante el Santísimo Sacramento las vísperas del último domingo de mes. Nadie dirá que había aquí relumbrón o apariencias. Autenticidad y equilibrio de valores, para confusión de muchos. Llegaban al Santuario, venían hombres (solo hombres y muchachos) desde Esgos y alrededores aunque los focos principales fueron las parroquias de Vide y Tioira. Además de las ordinarias tenían vigilias extraordinarias de fin de año y de vísperas del Corpus, denominada ‘fiesta de las Espigas’ celebradas, cada año, en un centro diferente” 

Hoy en día, en el Santuario se dispone de calefacción pero, en aquellos tiempos, los adoradores lo pasaban en las frías naves del templo, sosteniendo en sus manos el ritual, salmodiando latines. El caso es que ardían en fervor religioso. Fervor que se tradujo en infinidad de vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. Un ejemplo: el sr. Berardo Lorenzo, según Rivas, que recorría quince kilómetros para acudir puntual a cada adoración mensual y que entregó a seis de sus hijos al Señor, dos Paúles y cuatro Hijas de la Caridad. 

Además, hay un dato muy a tener en cuenta y que dice mucho del espíritu de los hijos de Vicente de Paúl. Hicieron mucho por las vocaciones en toda la zona y entre ellas muchos y ejemplares sacerdotes también para la diócesis ourensana. También es de recordar la labor llevada a cabo en el templo de Santa María Madre que atendieron con esmero desde que el obispo Cerviño les encomendó su custodia.

Y aprovecho para desearle toda suerte de aciertos al actual rector, padre José Manuel Villar, en su nueva misión para toda España y Honduras.

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