Opinión

Marcelo y Guterres, frutos de un franciscano

Con todo merecimiento, Portugal ha saltado de alegría al conocer la aclamación de la ONU en la elección de secretario general en la persona de un portugués de prestigio. Un político, socialista y católico ferviente que eso todo y más es Antonio Guterres, al igual que el hoy presidente.
Al saber la noticia lo primero que me vino a la mente fue llamar al padre franciscano y buen amigo Vitor Melicias. Un personaje con una popularidad fuera de serie que ha sido casi todo en este país y que ahora acaba de cesar como provincial (guardián) de la provincia franciscana y responsable para media Europa de la Orden Franciscana. Le conoce bien el arzobispo Carvallo. Y felicité a Melicias diciéndole: “Tú eres el responsable último de la formación espiritual y humana tanto de Marcelo como de Guterres”.

La historia viene del tiempo del Concilio Vaticano II. Melicias fundó los llamados “Grupos da Luz”, por el lugar en que se reunían. Y de aquellas reuniones salieron estos dos próceres lusos entre otros muchos. Con una sensibilidad y apertura social que ya quisieran algunos españoles. Encuadrados en formaciones políticas bien distintas. La amistad entre Marcelo y Guterres viene de lejos. Se dice que el hoy presidente de la República, antes de lanzar su candidatura, primero llamó a Guterres. Si se hubiese presentado él, sin duda Marcelo daría un paso a un lado. 
El elegido acaba de abandonar diez años fecundos como alto comisario de la ONU para los refugiados. Antes había ocupado un cargo similar en el Consejo de Europa. Este lisboeta de nacimiento, ingeniero de profesión y profesor de Telecomunicaciones de oficio, goza con merecida fama de persona humilde, sencilla y dialogante, que sabe sufrir en secreto, como en la enfermedad de su primera esposa. Siendo universitario, junto a un conjunto de estudiantes de diversas facultades acudían al Seminario de la Luz formando aquellos célebres grupos con el padre franciscano y entablando siempre un equilibrado debate político y social en tiempos de la guerra colonial portuguesa al final del salazarismo. La celebración de la Misa formaba siempre parte de sus reuniones ligadas al catolicismo. Guterres ingreso en el PS justo el 25 de abril de 1974.

En el Parlamento portugués fue el gran opositor a las políticas de Cavaco, siendo el secretario general de los socialistas portugueses, y tras presidir el Gobierno minoritario dos veces abandonó el cargo en 2001 por el mal resultado en las municipales. Su humildad le llevó a admitir su responsabilidad en la crisis lusa.

En su estilo, al ser elegido ahora, dijo dos palabras: que lo aceptaba con “humildad y gratitud”. Ese es el nuevo secretario general de la ONU.

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