Opinión

Pío XII: un papa controvertido

Sin lugar a dudas las personas de valía son objeto siempre de controversias muchas veces inmerecidas. Este es el caso de Eugenio Pacelli (Roma 2.03.1876 - Castegandolfo 9.10.1958), que llegó a ser el papa Pío XII. Han pasado muchas décadas y su fama y prestigio sigue en el candelero. Incluso hubo un momento en el que iba a ser beatificado pero precisamente por todo lo que envuelve a la delicada cuestión de este noble romano lo impidió.

Ahora se abren los archivos secretos de su época y vuelve a estar de actualidad su controvertida figura. Fueron célebres sus radiomensajes navideños como aquel de 1944 en el que afirmó: “Manifestar su parecer sobre los deberes y los sacrificios que se le imponen y no verse obligado a obedecer sin haber sido oído: he ahí dos derechos del ciudadano que encuentran en la democracia, como lo indica su mismo nombre, su expresión. Por la solidez, armonía y buenos frutos de este contacto entre los ciudadanos y el gobierno del Estado se puede reconocer si una democracia es verdaderamente sana y equilibrada”. El entonces rabino de Roma, quien como nadie pudo apreciar los esfuerzos caritativos del papa por los judíos, al terminar la guerra se hizo católico y tomó en el bautismo el nombre de pila del papa, Eugenio, en señal de gratitud. Él escribió un libro sobre su conversión ofreciendo numerosos testimonios sobre la actuación de Pío XII.

En 1958, al morir Pío XII, Golda Meir (ministra de Asuntos Exteriores de Israel) afirmó: “Cuando el terrible martirio se abatió sobre nuestro pueblo, la voz del papa se elevó en favor de sus víctimas. Habló claramente sobre las grandes verdades morales por encima del tumulto del conflicto diario. Lloramos la muerte de un gran servidor de la paz”. Y el presidente Eisenhower afirmó: “El mundo ahora es más pobre después de la muerte del papa”.

Einstein dijo: “Siendo un amante de la libertad, cuando llegó la revolución a Alemania miré con confianza a las universidades sabiendo que siempre se habían vanagloriado de su devoción por la causa de la verdad. Pero las universidades fueron acalladas. Entonces miré a los grandes editores de periódicos que en ardientes editoriales proclamaban su amor por la libertad. Pero también ellos, como las universidades, fueron reducidos al silencio, ahogados a la vuelta de pocas semanas. Sólo la Iglesia permaneció de pie y firme para hacer frente a las campañas de Hitler para suprimir la verdad. Antes no había sentido ningún interés personal por la Iglesia, pero ahora siento por ella un gran afecto y admiración, porque sólo la Iglesia ha tenido la valentía y la obstinación de sostener la verdad intelectual y la libertad moral. Debo confesar que lo que antes despreciaba ahora lo alabo incondicionalmente”.

Un editorial del New York Times afirmaba: “La voz de Pío XII es la única voz en el silencio y oscuridad que envuelve a Europa esta Navidad... Él es el único gobernante que queda del continente de Europa que se atreve a hablar en voz alta”. Cierto que existe otro sector contrario a su figura respecto a su relación con el nazismo sobre todo a raiz de la obra de teatro “El vicario”, del alemán Hochhuth de 1962, basada fundamentalmente en documentos facilitados por la KGB contraria al Vaticano y que se proponía minar su autoridad; y la teoría del biógrafo de Churchill.

Es de esperar que con la apertura de los archivos vaticanos sobre su pontificado coloquen a cada uno en su lugar. Personalmente, si me dejan opinar, creo que fue un gran papa. Conocía como pocos los entresijos de la diplomacia y al pueblo alemán y por supuesto el nazismo que, sin duda alguna, condenó claramente.

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