Opinión

¿Por qué será?

Siempre les digo en clase a los alumnos que sean capaces de descubrir a Dios en el mundo actual. Porque, si somos realistas y tenemos fe, debiéramos ser capaces de ver que también en el mundo actual podemos vislumbrar una presencia misteriosa pero real de la divinidad. Sin llegar al Argumento Ontológico de San Anselmo del siglo XI o a las célebres cinco vías tomistas del siglo XIII, con los elementos que poseemos actualmente también podemos tener una base teísta.

Sin duda la naturaleza, con su orden tan perfecto, está hablándonos de Alguien que lo ha organizado. Recuerdo a un alumno muy aventajado que en un debate en clase hablando del Big Bang, zanjó la cuestión con una pregunta que nadie supo responder. Decía él: “Muy bien todo, pero ¿quién dio la luz del Big Bang?” Y, además nunca podremos imaginar un balón cuadrado porque estaríamos pensando en un cubo. 

Pues bien, también en las personas, en la comunidad y en la misma sociedad, podemos observar que detrás siempre tiene que haber un motivo que les impulse a vivir, a sonreír, a saber amar y comportarse. Nunca el mero materialismo puede llenar a las personas sensatas porque el corazón de los humanos tiene ansia de infinitud y las cosas materiales, por muchas que fueren, siempre serán incapaces de llegar al infinito. La misma lectura reposada de cualquier libro, pero sobre todo de la Biblia, pueden llevarnos al más allá y a descubrir algo más que todo lo que nos rodea. Por este sistema llegaron Chesterton o el mismo Unamuno entre otros muchos.

Pero hoy quisiera fijarme en los acontecimientos. ¿Acaso pueden ser continuas llamadas a la humanidad? Personalmente así lo creo cuando veo que la humanidad es incapaz de atajar tantas catástrofes de todo tipo que acontecen actualmente a todos los niveles. Los humanos, con todos los progresos y tecnologías actuales, somos incapaces de preverlos, atajarlos o solucionarlos. En un mundo en el que algunos pronostican un futuro sin religión y al margen de la trascendencia, muchas de las imprevisibles y sobre todo inexplicables catástrofes entiendo que son una llamada a la cordura y sensatez.

Permito las críticas a lo que acabo de decir pero también es cierto que vivimos en un mundo plural en el que debemos caber absolutamente todos y “también” los creyentes con nuestras ideas. Porque sólo así, con la comprensión, el diálogo y la convivencia podremos salir adelante. Porque me niego a creer que el progreso venga unicamente de manos de la increencia. Como igualmente me cuesta admitir que el futuro pase por un mundo sin fe ni religión alguna.

A los creyentes nos queda la predicación del testimonio, como decíamos el domingo pasado. Solo así podremos arrastrar y convencer de que también los creyentes tenemos un lugar para el progreso.

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