Opinión

San Antonio

Para cualquier portugués, y si es de Lisboa ni le cuento, hoy es un día grande. La capital lisboeta celebra estos días, y con razón, su día grande, sus fiestas más populares. Toneladas de sardinas se comieron en sus calles en la noche de ayer, una vez acabadas las llamadas 'Marchas Populares' que recorren el centro de la ciudad en un vistoso y largo desfile. Todo muy tradicional y que hace que, sobre todo en el barrio más castizo, que es Alfama, en la tarde noche de ayer sea materialmente imposible caminar dada la multitud que atiborraba calles, aceras y rincones. Conseguir una sardina, una 'entremeada' o un 'bifinho' es todo un triunfo.


En el año 1195 nace en Lisboa el personaje sin duda más universal. Difícil conseguir otro que tenga más lugares y sea más veces nombrado cada día en cualquier lugar del planeta que San Antonio. Su nombre original fue Fernando de Bulhôes, nació en Alfama, donde se conserva su casa, y murió a los 36 años en Padua, donde vivió sólo cuatro años, el 13 de junio de 1231. Primero fue agustino en Lisboa y Coimbra, después decide hacerse franciscano y cambiar de nombre para que nadie le conozca e ir de misionero a África, donde enferma, y, al ser trasladado a España, sufre un naufragio que le lleva a Sicilia. San Francisco de Asís, que le llamaba 'El Arca del Testamento', por sus conocimientos escriturísticos, descubre sus cualidades y le encarga que explique teología y transmita su gran elocuencia de predicador eximio. Alcanza en el norte de Italia y sur de Francia una gran fama de taumaturgo, santo y gran predicador. Apenas nueve meses después de su muerte en Padua, en el proceso más breve de la historia, el Papa Gregorio IX le canoniza, y Pío XII, en 1946, le declara doctor. Junto a San Buenaventura son los dos cerebros del franciscanismo.


Esta es, a grandes rasgos su vida.


Incomprensible que, pese a vivir únicamente cuatro años en Padua, se le conozca como de allí cuando en realidad es del barrio más castizo de la capital del Tajo, de Alfama, que hoy celebra hasta las bodas colectivas que paga el ayuntamiento en la Catedral. Mucho intentan los 'alfacinhas' (lisboetas), y me sumo a la idea, para cambiar lo de Padua por Lisboa, pero? está difícil. El Papa para contentar le llamó 'de Padua y Lisboa'.


Un gran santo, sin duda el más popular del santoral católico. Una gran mente, hasta el punto de poder afirmar que el carisma franciscano tiene en él y en San Buenaventura dos puntos de esencial referencia.


En la Catedral ourensana se venera, en la girola, una hermosa imagen, obra de Mateo de Prado (s. XVIII). Así lo reconocían los portugueses que recientemente pasaron por allí en peregrinación, aun cuando aquello 'de Padua', les hizo fruncir el ceño?

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