Opinión

Sentidiño

Con esto de la pandemia, desde un primer momento el Gobierno gallego nos ha hecho llegar como eslogan la palabra “Sentidiño”. Parece ser que la frase la hizo célebre el entonces presidente gallego Gerardo Fernández Albor. La palabra en gallego nos indica mucho más que la traducción castellana de “sentido común”, al menos para mí. Tiene unas connotaciones que acaso los gallegos sabemos descifrar y con un contenido más profundo. Me parece certera la expresión al ver ciertas actuaciones actuales. Hemos tenido la cuarentena, el estado de alarma y las reiteradas recomendaciones de cautela. Pero en cuanto han abierto la mano, las cosas se han desbordado otra vez. Vemos las playas a rebosar, las terrazas y las “juergas” nocturnas, sobre todo con gente joven. 

Aquí en Lisboa, al lado de mi casa, en la playa de Carcavelos, decenas de policías en la carretera tratan de que se cumplan las normas. Como decía el célebre Santorum: “Son felices, non entenden”. Eso es lo que pasa y, por lo que veo, en España igual. Si nos acercamos al Algarve portugués, ya sea Portimao, Tavira o sobre todo Vilamoura, aquello parece una permanente fiesta. Tengo en Vilamoura un grupo de alumnos de bachillerato por los que ruego todos los días porque la situación es grave. Muchos de los que así se comportan dicen que esto es cuestión de bulos, pero la realidad avala eso que ellos llaman bulos.

Tenemos que caer en la cuenta todos de que estamos comenzando un estilo de sociedad nuevo y que tenemos que hacernos a la idea de que debemos, es imprescindible, cambiar nuestros modos y costumbres. A todos nos gustan las fiestas y las reuniones de amigos, celebrarlo y tomarse una cerveza o refrescarse al lado del mar. Todo muy bien, pero dentro de un orden y escuchando a los que más entienden del tema.

Con las actitudes actuales de algunos grupos, estamos al borde de volver a las cuarentenas que a todos nos estresaron. Basta contemplar al sector sanitario y escuchar los esfuerzos que han hecho. Y ahora, cuando todo parecía ir bien, se reabre Ifema en Madrid y vuelven los hospitales a estar a tope. Todo debido a esa falta de “sentidiño”. Porque las normas son para ser cumplidas, respetadas y seguidas. Porque para nada sirven esas leyes y los esfuerzos de las autoridades sanitarias si les volvemos la espalda. Debemos seguirlas aunque solo sea por comprensión para con esas autoridades. Tengo un médico amigo que trabaja en Madrid y me decía que nunca como este año necesitó vacaciones, y lo mismo piensan sus compañeros y el resto del personal sanitario que tiene que volver a la presión de hace meses.

Además lo de las mascarillas e higiene se afloja en muchos lugares teniendo que estar la policía en constante vigilancia. Pero ¿esto que es? Un desbarajuste que nos lleva al precipicio en menos de nada. Se toman a broma muchas normas y se trata de escabullir la vigilancia policial. Muy bien me parece que se haga cumplir la ley en todo su rigor y crudeza. Es la única manera de enderezar una situación que avanza en muchos lugares. Asusta ver los rebrotes por doquier fruto de la inconsciencia y ligerezas de algunos. Más de uno pensábamos que la cuarentena había servido para recapacitar y tomar las cosas en serio, pero desgraciadamente las consecuencias esperadas y anheladas han ido por otro lado. Muy triste. Lo dicho: “Sentidiño”.

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