Opinión

Un compromiso de todos

Por deseo del papa Francisco, este año la jornada del Domund, las misiones, se denomina “Octubre misionero extraordinario”, basándose el Centenario de la Carta Apostólica de Benedicto XV “Maximum illud” (30/11//1919). El Santo Padre hace una llamada a la Iglesia universal con el lema de “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”. El mismo papa actual envía a toda la Iglesia unas orientaciones en torno al tema misionero que alguien ha tratado de resumir en ocho puntos fundamentales: 

La misión lejos del proselitismo, una actitud de conversión, porque cada uno es una misión, dado que el bautismo así lo exige para tratar de descubrir al mundo materialista la paternidad de Dios lo cual exige un compromiso de conversión. Las exigencias para todo aquel que está bautizado las podríamos cifrar en tres que son la insistencia y propagación del bien, el rechazo del mal en nosotros y en la medida de lo posible en los que nos rodean y, por último el testimonio. Porque la fe exige un compromiso y nunca puede reducirse simplemente a recibir los sacramentos. De aquí que cada bautizado esté llamado a ser misionero en medio del mundo. Y el papa Francisco lo está recordando continuamente y, lo que es más interesante, propagándolo con su ejemplo y su constante esfuerzo por estar cerca del que sufre, del pobre y del inmigrante.

Recientemente el cardenal Filoni, responsable de las Obras Misionales Pontificias, hacía unas interesantes afirmaciones: “Es preocupante el enfriamiento eclesial en torno a la misión, la formación misionera y la evangelización como tal, tanto en las iglesias de antigua tradición, como en las más jóvenes. Parece que algunas están muy preocupadas por organizarse administrativamente, replegándose excesivamente sobre sí mismas”. Y sigue afirmando que: “Tenemos miedo a arriesgar. Nuestra pastoral está siendo una pastoral de conservación, sin grandes cambios… y eso hoy ya no vale”.

Y el papa Francisco cerró la asamblea de OMP con estas palabras: “Es la Misión la que hace a la Iglesia y la mantiene fiel a la voluntad salvífica de Dios. Debemos crecer en pasión evangelizadora, de lo contrario podemos tener unas oficinas y campañas muy bien organizadas pero sin pasión. ¡Esto lo puede hacer también una ONG, pero vosotros no sois una ONG!! Vuestra unión sin pasión no sirve; sin mística no sirve”. El papa finalizó su intervención animándonos a la formación permanente en la misión.

De aquí que esta jornada anual sea un estimulo para hacer revivir las enseñanzas de siempre. Porque el Domund está lejos de ser un día más o una campaña estructurada por la Iglesia. Lo recuerda el Concilio Vaticano II en el Decreto “Ad Gentes”. Es una ineludible misión de todos los bautizados. Por eso lógicamente tiene sentido el lema del Domund de este año: “Bautizados y enviados”.

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