Opinión

Una fiesta entrañable

Sin lugar a dudas la fiesta que hoy celebramos, San José, supone un día entrañable tanto para los que hoy celebramos el onomástico como para el pueblo en general. Y nada digamos de la comunidad valenciana que, por desgracia, este año tendrán un día sólo para el recuerdo. La supresión de las Fallas, algo que únicamente aconteció en la Guerra Civil, supone un duro golpe para las tradiciones de aquella comunidad y para su economía. Y la alarma nacional va a lastrar la solemnidad del día. Tendremos que celebrarla recluidos en casa que es lo lógicamente ordenado vista la situación.
Siempre se le llamó Patriarca San José porque su figura, representada con una azucena, es venerada en todo el mundo como la persona discreta y humilde. Fue el “padre putativo” del Niño de Belén. De ahí que a los que llevan ese nombre se les llama “Pepe”. Ese es el origen. Porque “padre putativo” viene a significar la persona que hace las veces de padre, que es lo que le aconteció al carpintero de Nazaret. Muy posiblemente junto a San Antonio son los nombres más utilizados en el mundo precisamente porque la devoción a estos dos personajes es la más universal. Según las últimas normas, ahora su nombre aparece al lado del de la Virgen María en la parte central de la misa, que es la Plegaria Eucarística.

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En nuestros pueblos y en nuestros templos es frecuente encontrar esta imagen en sus retablos. Curiosamente, sin embargo, son muy pocas las parroquias ourensanas que lo tienen por titular. Vistahermosa es la más reciente y podríamos contar también con San José de A Carballeira y en Pazos do Monte en Vilamarín y pocas más.


Pero lo que interesa de su figura, que incluso hay una corriente que pretende demostrar que está en cuerpo y alma el cielo, es la del hombre que supo pasar desapercibido. En el Evangelio apenas aparece su nombre y se le denomina el hombre justo. Y sobre todo el hombre de gran fe que supo acoger a su mujer tras haber quedado embarazada por obra y gracia del Espíritu Santo. Supo comprender y aceptar. En el silencio que envuelve su figura en el Nuevo Testamento incluso nada dice de su muerte, hasta en esto fue discreto pasando con sus muchos años, según parece, en medio del anonimato, dedicado al trabajo y sin intervenir para nada públicamente en la vida de su Hijo. Nada dice el Nuevo Testamento de forma misteriosa. 


Cristo es verdadero Dios, pero también verdadero hombre como recuerdan los concilios cristológicos (Nicea, Constantinopla, Efeso y Calcedonia) y, en su formación humana, contó con la presencia de San José que sin duda le enseñó a trabajar desde joven hasta sus treinta años. Un trabajo que fue el centro de la vida de San José y por eso se celebra como tal el 1º de mayo. Y, por cierto, nunca fue obrero porque obrero, operario, es el que trabaja para un patrón y San José era autónomo. Dueño de una carpintería que fue la escuela para su hijo, y que podemos decir que fue el “seminario” en el que se cultivó humanamente y de aquí que en este día se celebre la Jornada del Seminario. Alguien ha afirmado que fue San José el primer rector del primer seminario en aquella humilde carpintería de Nazaret. 


Estaban previstas para hoy las ordenaciones sacerdotales en nuestro seminario y que han tenido que ser aplazadas por las circunstancias de alarma en la que nos encontramos. Posiblemente sean trasladadas, según el rector, para el IV Domingo de Pascua, día del Buen Pastor, el próximo 3 de mayo.

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