Opinión

Ya es mucha la sangre

Lo de la llamada “violencia de genero” está llegando a cotas insospechadas, a límites escabrosos y sangrientos que requieren soluciones drásticas que van a ser muy difíciles o imposibles vista la situación. Ya son muchos, ¡para qué contarlos!, los casos que sobrepasan la capacidad de asimilación humana. Siempre sostuve y veo que debía estar equivocado, que cuando unos padres matan a sus hijos su lugar es el psiquiátrico antes que la cárcel. Cierto que era mi equivocación porque la manera tan inhumana de ensañarse incluso con los hijos merece la mayor de las penas. Observamos como un padre mata a su mujer a la vista de sus hijos, inocentes y aún adolescentes e incluso más jóvenes. Y ya son varios ya sea en Europa o, desgraciadamente también en otras partes del mundo. De nada valen los minutos de silencio como para poco sirven las reiteradas manifestaciones e incluso días de luto. Para nada. Es el desequilibrio humano y el ensañamiento premeditado el que lleva a situaciones incalificables.

Por otra parte, creo que la sensibilidad ha ido calando en el pueblo, pero estamos viendo que esa sensibilización, que también los medios de masas promueven, existe peroque de nada sirve en la realidad. Es necesaria una ley contundente que de forma rápida y eficaz condene legalmente y de forma rápida a los asesinos sin paliativos.

Siempre en periodismo ha habido un dilema: ¿debe publicarse esta serie de atrocidades o con la publicación lo que se consigue es dar ideas? Esta es la cuestión. Por todos los medios el Gobierno, la judicatura, deben articular medios y reacciones. El acoso rápido y la denuncia inmediata sería el inicio. Pero hemos de reconocer que, desgraciadamente las mujeres, en una prudencia incomprensible, tardan en reaccionar sabiendo incluso que existe un teléfono para las denuncias. Por mucho que luchemos vivimos en una sociedad machista y la igualdad de géneros aún está muy lejos por mucho que se pregonen campañas para ello. Es toda una cultura la que está en juego,

 Es muy triste, un horror, que 11 niños vieron a su padre matar a su madre en el último año. Esas criaturas jamás van a borrar de su memoria ese escabroso hecho. Desde que en 2013 comenzaron a contabilizarse cuántos niños quedan huérfanos tras el asesinato de su madre a manos de su pareja o ex pareja, la cifra asciende a 263.

Parece ser, tristemente, la violencia de género una fruta del momento. Y los medios estamos ante el gran dilema el que hablábamos antes. Si se publican tal vez se están dando ideas. Pero sobre todo sería necesario hacerlo para mentalizar a esta sociedad que vive tan encrespada y que ha llegado al punto de que la sangre forme parte de “su” cultura. Estamos en una sociedad agitada y nerviosa en la que se habla mucho de diálogo pero “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”. A la perfección este refrán responde a esta cuestión tan lamentable.

¿Acaso es tan difícil separarse civilizadamente?; ¿dialogar y pensar en el bien de los hijos? Se están destruyendo vidas por doquier y las manifestaciones silenciosas por todas partes estamos viendo que muy poco efecto práctico poseen. Momento mundialmente difícil porque la paz brilla por su ausencia y tantas reuniones al más alto nivel de poco sirven mientras sobre todo el machismo sigue destrozando esa convivencia que debiera ser otra. Las sentencias y aislamientos judiciales, al menos de momento, están aportando dudosos progresos.

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