Opinión

La encrucijada

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española se entiende por encrucijada: "Situación dificil en que no se sabe que conducta seguir", o también, "ocasión que se aprovecha para hacer daño a uno, emboscada o acechanza". Pues bien, la situación en la que se encuentra la ciudad de Ourense, y su Ayuntamiento en tanto que corporación que representa a la misma, es una verdadera encrucijada, eso sí, fruto de la sacrosanta "voluntad popular", vamos, la democracia en definitiva. ¿Tiene solución y salida esta situación?, ¿puede hacerse que la salida de la encrucijada sea respetando lo más posible el principio democrático de aceptar la voluntad popular?

La voluntad popular ha querido que ningún partido político de los que han conseguido representación en la Corporación tenga mayoría suficiente para gobernar en solitario. Le ha dado la victoria a un partido político, pero sin una ventaja lo suficientemente holgada como para que pueda prescindir del resto. Pero es un hecho que el "pueblo" dijo quien ganó, las cifras cantan.
A partir del día de la votación, el pueblo, el cuerpo electoral, deja ya de tener arte y parte, aunque el mensaje haya podido ser nítido y claro, y toman cartas en el "asunto", dígase reparto del negocio, y vaya por delante que esta expresión personalmente me desagrada, pero también la utiliza el "pueblo", digo que toman cartas en el asunto los partidos políticos, negociadores, asesores, interesados, y aquellos a los que les va la vida en ello, y en más de un caso para "ellos". ¿Saben o sabrán interpretar la voluntad popular para hacer una aplicación lo más cercana posible del resultado electoral? Mi opinión es que los pasos que hasta el momento se están dando no parecen indicar que pueda llegar a cumplir con el principio democrático de respeto a aquella voluntad popular. Yo esto lo deduzco de lo que va trascendiendo de las "negociaciones".

El producto o resultado de lo que se va negociando está llevando la situación a una auténtica encrucijada, al menos para tres de las cuatro fuerzas políticas que van a estar representadas en la corporación, me refiero al PP, PSOE y DO, no cito a OUenC pues reconociendo su plena legitimidad creo que en este momento no es relevante su posición. En definitiva estamos, pues a todos nos afecta, en una gran encrucijada, hoy.

Hemos oído y leído, estos días, propuestas de todo tipo, alguna de ellas pienso que un punto original y un tanto descabellada, e irrealizable, vamos, para la galería. Voy a dar mi opinión, mi propuesta, abierta y libre: es curioso que habiendo un partido que resultó claramente perdedor, el PSOE, se haya convertido en el objeto de deseo para otros, en el sentido de utilizarlo o de que se deje utilizar para que otros consigan la Alcaldía, o incluso para que el propio PSOE se “encuentre” con la alcaldía y con ello se impida que otros, el PP, la consiga, pues si no hay "acuerdo" la alcaldía le correspondería a éste por ser la candidatura o lista más votada. Llegados a este punto hace falta altura de miras, hace falta talla política, hace falta querer la democracia, hace falta respetar el principio democrático de la voluntad popular, no la de los "negociantes" y demás interesados en el negocio.

Creo que la salida a la encrucijada la tiene el PSOE, y creo que una salida de altura, de talla, de principios, incluso de futuro podría ser, plantados los electos en el Salón de Plenos el próximo día 13, si previamente no hay ningún acuerdo entre partidos, y para evitar jugadas raras y estrambóticas, el candidato a alcalde del PSOE anuncia que retira su candidatura, y lo explica, yo diría: primero porque perdí las elecciones, segundo porque me echan del poder los ciudadanos, tercero porque hay que respetar la voluntad popular (la del pueblo, no la del PP), cuarto para que gobierne quien más votos ciudadanos ha conseguido, el máximo respeto al principio democrático. Y, a partir de ahí, unos a gobernar y otros a ejercer la oposición, responsable, y en su caso, si la ciudad no avanza, no mejora, se buscarían otras alternativas, que ya estarían justificadas y legitimadas en este caso.
En consecuencia, como quien suscribe este artículo, y no es petulancia, ya intuía, estaba convencido, y en definitiva sabia que esta encrucijada podría darse, y se está dando, es por lo que el pasado día 24 de mayo, día de la votación, tomé la decisión más acertada y que estaba más conforme con lo que tenía que hacerse, o haberse hecho, para impedir y evitar el llegar a esta encrucijada.

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