Opinión

Ruta de salud

El ritmo que esta sociedad nos impone se parece a un tren sin estación de llegada. La velocidad de un AVE sin retorno, y a una velocidad vertiginosa, genera en nosotros un estrés que pocos pueden soportar o asimilar. Las patologías derivadas de estos excesos son bien conocidas, pero ser capaces de prevenirlas ya resulta algo más complicado, puesto que ello supondría apearnos de ese tren impuesto que no deseamos y sin embargo no debemos perder. En Ourense gozamos de la riqueza termal más preciada en toda la península ibérica. Y vivimos de espaldas a ella, siendo los visitantes los que no hacen ver mejor la realidad. Es por eso que, a través de ciudadanos de distintas comunidades autónomas, nos enteramos de los beneficios de nuestras aguas minero-medicinales y descubrimos lo que tanto nos cuesta ver y valorar.

De todo esto, Caldaria y sus balnearios de Laias, Arnoia y Lobios son un referente a tener en cuenta. Los tratamientos que nos oferta están al alcance de cualquiera que desee invertir en salud, y aunque pensemos que estos servicios están orientados para personas mayores, observo con satisfacción que cada vez acude un mayor número de familias jóvenes a los balnearios con sus hijos pequeños. Parece que se han incrementado los casos con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) en las últimas décadas y nos olvidamos de analizar las causas reales y particulares, pues no nos gustaría escucharlas. Los vínculos familiares también se fortalecen en estas actividades saludables y algunos casos de hiperactividad de algunos niños y niñas se canalizan a través de las aguas. 

Si la ruta de los balnearios puede y debe acompañarse de una buena gastronomía, con mayor motivo, en el corazón del Ribeiro. Además de la oferta del propio hotel-balneario, tenemos muchas posibilidades en los pueblos del entorno con sus recursos rurales y fiestas gastronómicas. Para ello, los concellos suelen editar guías con las fechas de cada uno de los eventos.

Caldaria está en continua renovación. Las reformas no cesan en sus instalaciones pues saben que el mantenimiento exhaustivo que requieren las piscinas no es suficiente para que la higiene se mantenga a muchos años vista. Cada cierto tiempo realizan obras de reforma, como es el caso del Balneario de Arnoia. Quiero felicitar a la gerencia de Caldaria, y en concreto a Francisco Javier Soto, por la excelente gestión en sus balnearios. Ello incluye al personal especialista que lo atiende. Ni siquiera han olvidado la importancia que tiene la música y para ello han hecho una selección clásica en la que se pueden escuchar obras maestras como el concierto de clarinete de Mozart (Köchel 622, en La mayor). Este elemento se une a la terapia de relajarnos de ese ritmo frenético, para confortar nuestra salud mucho antes de que se debilite sin remedio. 

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