Opinión

Algo va mal: el PIB tira pero el empleo no

  

La literatura económica gallega, acostumbrada al diagnóstico de la situación, está evolucionando hacia la formulación de alternativas, un campo en el que destacan las aportaciones del Foro Económico de Galicia. En este nuevo contexto de recetas concretas se inscribe no solo la constatación de que Galicia debe aumentar el empleo industrial, siguiendo el ejemplo del País Vasco, sino también de que hay una fórmula: definir nuevos productos y procesos, lo cual pasa por reforzar la innovación en diversos frentes, no solo el tecnológico, y aumentar el tamaño de las empresas, como propone el profesor Albino Prada. Obviamente, son iniciativas que dependen del sector privado pero que también exigen cambios en las políticas públicas y las financieras, a la hora de seleccionar los incentivos y de conceder créditos.

La clave sigue estando en saber si Galicia producirá más y será más competitiva gracias al desarrollo de la I+D+i o si, por el contrario, solo se basará en salarios más bajos y peores condiciones laborales, como al inicio de la recesión. De momento, el Producto Interior Bruto de Galicia recupera los niveles anteriores a la crisis pero no la calidad del empleo, ya que la ocupación se sitúa casi 13 puntos por debajo del nivel anterior a la recesión. Hay menos empleo –el 46% de los trabajadores tiene más de 45 años, alerta el profesor Patricio Sánchez– y el que se crea es, en general, de peor calidad, lo cual afecta negativamente al consumo.

Tanto es así que el propio director del Foro Económico de Galicia, Santiago Lago, sugiere “grandes acuerdos sociales” que contribuyan a mejorar la actual situación de precariedad, que penaliza a los más jóvenes. Nada imposible de conseguir, pues, como acreditó el novelista y ensayista argentino Ernesto Sábato, “la historia no es mecánica” ya que “los hombres son libres para transformarla”. A esta llamada de atención de Santiago Lago a empresarios y sindicatos se añade otra de Fernando González Laxe al sector público, ante la caída de la inversión de las administraciones en Galicia. Para el expresidente de la Xunta, también catedrático y miembro destacado del Foro Económico de Galicia, el sector público estaría comportándose en Galicia “como si estuviéramos en crisis”, cuando en el conjunto de España la tendencia es justo la contraria.

En buena lógica, casi nada de esto debería estar pasando. El primer problema de la crisis –siguiendo el discurso del profesor Antón Costas– fue el elevado endeudamiento, más enraizado en el sector privado que en el sector público, pero a estas alturas tendrían que estar surtiendo efecto las políticas de saneamiento financiero y de ajuste fiscal. El segundo fue el sobrecoste o prima de riesgo que el Tesoro español estuvo pagando para financiar ese endeudamiento en los mercados privados de capitales, algo que es más historia que presente. Y el tercero, la débil competitividad de España en el mundo, también se supone más o menos superada gracias a la devaluación salarial que amparó la controvertida reforma laboral.

Algo misterioso debe estar cuajando para que al menos una parte importante de la clase trabajadora lo siga pasando mal. ¿Bastará con ese llamamiento de Santiago Lago a los “grandes acuerdos sociales” o será menester aplicar aquel viejo principio socialdemócrata de Willy Brandt que proponía “competencia tanta como sea posible e intervención tanta como sea necesaria”?

 @J_L_Gomez

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