Opinión

¿Basta con las contradicciones?

Lo sabemos casi todo de las estrategias de Madrid contra el independentismo catalán: por encima de la mesa, se apela a la Constitución, se echa mano del Tribunal Constitucional y se reduce el debate político a un asunto de legalidad, mientras que por debajo de la mesa se juega a ver qué da de sí la llamada policía política y se buscan las contradicciones entre los adversarios, que básicamente son Junts pel Sí y las CUP. Y mientras, se aguardan resultados judiciales. En palabras del periodista José Antonio Zarzalejos, el Gobierno español se propone introducir tantas contradicciones como sean posibles entre los diferentes líderes del secesionismo catalán. Para el historiador Joan B. Culla i Clarà, el propósito de la maniobra es conseguir que las franjas más centristas del independentismo se digan: si la independencia ha de ser en beneficio de Oriol Junqueras, de ERC, de las izquierdas, nosotras nos vamos a casa. ¿Bastará con explotar las contradicciones políticas, salpicadas con ciertas jugadas policiales y mediáticas?

Probablemente algunas de las buenas y malas prácticas de Mariano Rajoy están dando resultados, pero la pregunta sigue en pie: ¿basta con jugar a la contra? ¿O habrá que dar pasos adelante? El Gobierno -y por extensión el conjunto del Estado español- no tiene un mensaje en positivo para los catalanes; léase tanto los catalanes nacionalistas e independentistas, que van a más, como los catalanes que se sienten españoles y quieren que su comunidad autónoma -para otros su nación- siga perteneciendo a España.

El PP sabe que solo desde la izquierda catalanista e independentista no podrán sacar adelante un nuevo Estado, ya que para algo así se precisaría el apoyo de la burguesía. En ese análisis se basa precisamente llevarse por delante al convergente Artur Mas, para mayor gloria del republicano Oriol Junqueras. Simplificando mucho las cosas, tendríamos que ERC y las CUP no serían suficientes para ganar con mayoría absoluta unas elecciones plebiscitarias o una hipotética consulta. La Cataluña bienpensante, la Cataluña burguesa, sin un líder convergente al frente, se lo pensaría dos veces.

Dejando a un lado las malas prácticas, no le falta cierta inteligencia a la estrategia política del PP y de Mariano Rajoy. Lo que sí le falta es un juego seductor, un juego que cautive de verdad, como el del Barça. En definitiva, una tercera vía capaz de engendrar la futura centralidad política de Cataluña, durante tanto tiempo basada en lo que hoy se llama PDECat -antes CDC- y el PSC. Como sugiere el periodista Enric Juliana, hay que poner en valor la importancia de los matices para tratar de comprender la situación política catalana. No vale la brocha gorda.

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