Opinión

La estacionalidad amarga a los cruceros

El crucero Ventura, atracado en el puerto de Vigo. (VICENTE)
photo_camera El crucero Ventura, atracado en el puerto de Vigo. (VICENTE)
En la serie “Vacaciones en el mar”, pasajeros y tripulantes solían encontrar el amor mientras navegaban en un lujoso barco que hacía fastuosos cruceros. En la realidad, el sector es algo más prosaico.

El turismo bien planificado y gestionado contribuye al crecimiento económico de un territorio, pero el turismo es también uno de los mercados más afectados por la estacionalidad, que implica una utilización incompleta y desequilibrada de los medios a su disposición, como advierte el Anuario de Estudios Marítimos, presentado esta semana.

La determinación del patrón de estacionalidad también es clave en el turismo de cruceros, un producto turístico que ha experimentado un importante crecimiento en los puertos del litoral español en las dos últimas décadas. De hecho, representa uno de los segmentos del mercado turístico internacional que ha tenido mayor crecimiento en ese período.

Un estudio de Rubén Camilo Lois, del Departamento de Xeografía de la Universidade de Santiago; Carlos Alberto Patiño, del Departamento de Historia de la Universidade de Vigo, y Fernando González Laxe, del Departamento de Economía Aplicada de la Universidade da Coruña, analiza la estacionalidad del tráfico de cruceros desde la perspectiva de los puertos localizados en la Península Ibérica.

El trabajo académico se centra en los puertos de A Coruña, Baleares, Barcelona, Málaga y Lisboa, una elección fundamentada en que son los epicentros del tráfico de cruceros de las grandes fachadas marítimas de la Península Ibérica: con el protagonismo de Barcelona y Baleares en el Mediterráneo, y de Lisboa en la fachada atlántica que va desde Le Havre (Francia) a Gibraltar (Reino Unido).

De las 28 autoridades portuarias españolas, se tuvieron en cuenta en el análisis únicamente los puertos de A Coruña, Baleares, Barcelona y Málaga, El motivo de esta elección se fundamenta en su volumen de tráfico y en su patrón de estacionalidad contrastado.

Los puertos de Baleares y Barcelona muestran un modelo estacional caracterizado por solo una estación máxima de abril a octubre. A Coruña, Málaga y Lisboa son puertos con dos máximos anuales localizados hacia los meses de abril-mayo y agosto-noviembre. “Unas cifras que nos permiten constatar que el máximo estacional en los puertos de este grupo se produce a inicios de otoño, coincidiendo con el reposicionamiento de la flota de cruceros cara el Mediterráneo”, explican los autores del estudio que publica el mencionado Anuario.

Al objeto de reducir al mínimo los efectos negativos de la estacionalidad, las compañías que operan en el tráfico de cruceros juegan con la movilidad geográfica de sus barcos entre regiones de destino, en función de la búsqueda de las mejores condiciones meteorológicas. Pero no solo, ya que el problema es muy complejo y se debe a infinidad de factores.

El indicador manejado es el movimiento de pasajeros de crucero durante el período 2012-2018. Su objetivo principal fue analizar la estacionalidad para identificar un modelo propio de comportamiento y los posibles cambios de la estacionalidad. A mayores, ahora está el problema de que el turismo de cruceros es uno de los productos turísticos que más tarde saldrán de la crisis provocada por la pandemia.

El modelo estacional obtenido para cada grupo está asociado con la rotación de los buques de crucero entre regiones de destino. En concreto, con el inicio de la temporada alta en el Mediterráneo se posicionan buques procedentes principalmente del Caribe y en menor medida de otros destinos de invierno como Sudamérica y Emiratos Árabes. 

@J_L_Gomez

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