Opinión

The end

Bien sabemos que la Navidad es en el mundo cristiano la festividad anual en la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo. En el periodo navideño nos enfrentamos a la gastronomía de Nochebuena, Navidad, Fin de Año y Reyes, que se asemeja más a una orgía comilona, acompañada de un vino albariño, y acompañado con un chupito de licor café “made in Celanova”, tierra de Curros Enríquez y Celso Emilio Ferreiro, dicho sea de paso.

Y esta festividad llega y se va de puntillas, sin apenas darnos cuenta que nos deja un año más a las espaldas sin que ello, hay que decirlo, reste encanto al rostro de la mujer ourensana, que se asemeja a un jardín de bellas y aromáticas flores. A todas ellas brindo este piropo.

“The end” es palabra inglesa que significa el final, y después de este periplo festivo la factura nos dice que hemos derrochado la pasta, el euro, dejando las arcas vacías, sin un chavo en la libreta del banco. Claro que siempre hubo ricos y pobres. No obstante, algunos optan por aquello de “morra Marta e morra farta”.

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