Opinión

Canchas pontinas

Comentábamos semanas atrás el caso sorprendente de la práctica deportiva pontina de muchos años a esta parte. Cuando esta zona derecha del Miño fue absorbida por la capital no preocupaban los espacios para jugar y se hacía de forma totalmente improvisaba. El fútbol mandaba y se desarrollaba en espacios tan rocambolescos como el campo de la feria del Veintiuno. Muro de fincas contiguas y la carretera hacia Oira limitaban las bandas, y los árboles de arriba y abajo, en los fondos, con hierros y cuerdas, ayudaban a fijar las porterías. Era lo que había.

Pero desde que en los años cincuenta, y por el mismo sistema, aparecían las canchas de juego para baloncesto, ya empezó a cambiar la cosa. Se empezó a pensar en serio. Hasta que llegó el Pabellón Francisco Franco en Os Remedios y bastaba cruzar el Miño para poder tirar a canasta como mandaba el reglamento.

Lo curioso del caso es que en El Puente seguíamos sin canchas de baloncesto y futbolísticas. Y así seguimos hasta que aparecieron las instalaciones de Oira. Pepe de La Guardesa, que había sido un futbolista muy aprovechable, dio los empujones precisos para poner el fútbol en marcha con la aparición del Puente C.F. Ya había campo de juego y grada cubierta para los espectadores. Plácido Díaz recogió el testigo y siguió empujando a través de los años, hasta que de un tiempo a esta parte su puesto lo ocupa su hijo Camilo, con evidente fortuna. Un buen presidente.

Por cierto que el Puente C.F. tuvo momentos muy buenos. Hasta ha estado a punto incluso de acceder a Segunda B y creo recordar que no logró hace años porque en el partido decisivo los banderazos caprichosos de un juez de línea venido de no sé dónde fueron a evitarlo. Los pontinos empezamos a acostumbrarnos a ir hasta esa zona deportiva de Oira, pero, lo que son las cosas: el Puente cambió su nombre por Ponte Ourense y ahora se llama simplemente Ourense F.C. y juega en el campo de O Couto. Vamos, que es del Puente, pero se denomina Ourense a secas.

¿Y baloncesto? Con el paso de tantos años desde aquellos tiempos heroicos de la vieja estación, no existió político alguno que nos brindara una cancha cómoda, cercana, apropiada para jugadores y público. A lo mejor por eso no tenemos baloncesto netamente pontino. Y en fútbol, es verdad que, antes de Oira, hemos disfrutado con la dificultad en precario del campo de Eiroás y también Vilar de Astrés. Y ahora, tanto en Oira, como en Eiroás , Santa Cruz de Arrabaldo, desde luego – sorpresa- en Vilar de Astrés, éste con lo más moderno, con hierba artificial. 

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