Opinión

Pasaron las fiestas

Aunque acumule tantos años, no es mi intención regresar esporádicamente a estas páginas para demostraros que, pese a todo, me funciona la memoria. Mirad: en el Puente siempre hemos tenido gente con iniciativa, inquieta, que desde las dos sociedades clásicas, La Recreativa y La Troya, se preocupaban de los momentos actuales de esta zona. Y de cara al futuro. Cuando hubo que resignarse a marcar iniciativas desde el propio Ayuntamiento de Puente Canedo, peleaban por lograrlas desde el ayuntamiento central. Y ya no era tan sencillo.

De ello nos ocuparemos en otro momento. Hoy vamos a la cuestión de las fiestas. Porque las Fiestas de Santiago fueron motivo de orgullo, básicas en el funcionamiento pontino, como una prueba evidente de cada año de que El Puente seguía estando ahí. Y de tal forma que esos días no fueran en modo alguno comparable con las fiestas de Ourense. En todo caso, distintas, difícilmente comparables. Las nuestras eran del Puente, pero para todo Ourense. 

Personalmente, la primera vez que participé en la organización fue en 1953. El trabajo comenzaba a finales del año anterior, con las novedades que se podían incluir en el programa. Primero bandas de música. Luego, cuando apareció la gran novedad de las orquestas, la Rambals de Betanzos equivalía a la actual Panorama… sin tanta aparatosidad de medios. Recogidas las ideas y confeccionando presupuesto… a la labor de ir personalmente de piso en piso recaudando dinero. Y ya cerca del final, a hacer números. 

Todos sabemos que ahora es distinto. Hace ya tiempo que eso de la organización de las rimbombantes Fiestas de Santiago ha entrado en profunda crisis. Va caminando y menos mal. Hasta desembocar en una salida de emergencia, que consiste en que un par de pontinos, José Manuel -el vecino del quinto de mi casa- y su amigo Roberto, consigan el milagro de ponerlas en marcha en apenas una semana. Suficiente: porque la gente sigue abarrotando las calles y las terrazas, y las barracas hacen desaparecer todas las aceras.

La Panorama no suele fallar. Y por lo que cuentan, aparecen otras orquestas. Paco y Luis mantienen la procesión del Santiago con las uvas. Y aquí paz y el próximo año, gloria, ¿a repetir la hombrada? Miren cómo va la crisis organizativa , que hasta este año se bastó para hacer las fiestas José Manuel Cabaleiro en solitario. Insisto: solito. 

¿Vamos a seguir así? Vamos a esperar. Por ejemplo a ver si el señor Jácome nos va a recomendar otras fechas mejores para un nuevo Santiago.

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