Opinión

El mundo necesita padres

Madre” y “padre” son dos palabras tan antiguas como la misma humanidad. Ambas forman parte del vocabulario esencial de cualquier sociedad y dan lugar a otra palabra clave, que la pandemia nos ha hecho pronunciar de nuevo con anhelo: “familia”. De entre ellas, la palabra “padre” hace referencia a una relación fundamental que da al hijo seguridad, confianza y fortaleza. El padre no es un adorno en la familia, sino una figura necesaria. Todos reconocemos la figura materna como esencial, pero la paterna no lo es menos. 

En cambio, en nuestros días, se ha llegado a afirmar que vivimos en una “sociedad sin padre”. La ausencia de la figura paterna -tantas veces mal comprendida- podría provocar heridas profundas en el crecimiento de niños y adolescentes. Por desgracia, podemos encontrar padres autoritarios que coartan la libertad de su hijos, padres crueles que no muestran un afecto adecuado en su familia o padres ausentes que apenas viven en el hogar y están encerrados en su egoísmo. Así, hay hoy tantos niños y jóvenes que viven como “huérfanos” sin serlo. Es una de las tragedias de la sociedad contemporánea. Pero no podemos dejar de reconocer que también hay muchos buenos padres, esposos fieles y guías responsables en la educación de sus hijos. Esos padres que dedican tiempo a sus hijos, aunque regresen cansados del trabajo; esos padres tiernos con sus esposas a las que aman con una fidelidad renovada día tras día; esos padres que son referentes morales para la familia y se convierten en modelos a seguir. 

Es muy significativo que en España celebremos el tradicional “Día del padre” el 19 de marzo -solemnidad de san José, esposo de María-. Además, este mismo día celebramos en la Iglesia española el “Día del Seminario”, del que san José es fiel patrono. El papa Francisco nos ha invitado a vivir precisamente este 2021 como el “Año de san José”. Este santo nos revela cómo es la verdadera paternidad. Él es un padre que vive la ternura, obediente a la voluntad de Dios, custodio fiel de su amada esposa y de su hijo, trabajador, acogedor, valiente y humilde.

Ser padre es una misión maravillosa de la que el mundo tiene necesidad. Se trata de la misión de cuidar con responsabilidad la familia encomendada, sin autoritarismos, sino como un servicio. Necesitamos familias en las que la paternidad y la maternidad, adecuadamente vividas, permitan forjar personas maduras y sanas. Pero necesitamos también sacerdotes que sepan ejercer una auténtica paternidad espiritual, signo de la paternidad divina. Por eso es tan adecuado dirigirnos a los sacerdotes como “padre”. 

Los más jóvenes, que quizás os estáis planteando vuestro futuro, ¡no olvidéis que el mundo necesita buenos “padres”, en todos los sentidos de la palabra! 

Te puede interesar