Opinión

Alcalde sin precio

Un euro no es mucho, en algunas latitudes es lo que cuesta echar una meada. Quizás la cultura no sirva para nada, pero es el aliño para hacer esta vida más gratificante.

En Auschwitz-Birkenau, las orquestas de músicos judíos amenizaban, antes de matarlos, los trasiegos de miles de compatriotas esclavizados, delicadeza de las autoridades alemanas antes de matarlos. Gente culta y exquisita, sin duda, amantes de la música sí, pero insensibles a la barbarie.

Antes, el debate era distinguir la cultura del espectáculo de la que azuza el pensamiento crítico. Si los tiempos pretéritos eran perrunos, estos son miserables. Ourense nunca fue la Atenas de Galicia, por mucho que nuestros políticos lo ensaliven hasta volverlo lema. 

La democracia es hoy también –duele pensarlo- un juego perverso, que invita al desatino y atrae a personajes aprovechados. La tecnología, el sueño digital y su falso axioma democrático que acelera nuestros días, han convertido la cultura en una mercancía barata, gratis y a los ciudadanos, sin pretenderlo, en esclavos. El artista siempre ha estado en crisis, la creación es una virtud mantenida por los desvelos del hambre. En el imaginario siempre quedará el del artista bohemio mal comido mendigando un café al calor de los amigos. Seres mendicantes que viven de la cosa pública. Hoy ya –en estas latitudes- no resisten ni esos.

Cuando oigo la palabra cultura echo mano de mi pistola. La frase atribuida a Hitler, Millán Astray o al mariscal Göring, tan visual, impone. La cultura es lo que queda, lo que se lega a generaciones que harán músculo de ello e incidirá en la autoestima colectiva.   

Que cobren los museos es tan natural como pagar a los artistas por su trabajo, aunque este aquí no es el debate. Este alcalde no solo no valora lo legado, si no que lo pretende envolver en dinamita. Poner precio a lo que infravaloras es de cínicos. La última crisis -2008- fue certera con la creación, pero quien tenga necesidad seguirá creando, a riesgo de morir de hambre. Lo inimaginable en estas latitudes es un alcalde sin precio y todo desprecio. Digamos que es un accidente democrático.

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