Opinión

Educar, arte y aventura

Este es el título de la carta pastoral del arzobispo de Toledo, Braulio López Plaza, quien empieza señalando que “a menudo confundimos la educación con la enseñanza. Se enseña algo, mientras que se educa a alguien” y añade: “La enseñanza inculca materias, mientras que la educación hace madurar a las personas”. Es una aseveración que compartimos plenamente y de lo que hemos hablado reiteradamente.

Y por supuesto, enseñar no es adoctrinar. Reconoce el arzobispo que sería muy importante que los partidos políticos renunciaran a imponer su ideología en este ámbito, precisando que “la falta de conciencia de una sociedad, débil y poco apoyada, es lo que está dando espacio a un estatalismo creciente y que se está instalando en nuestra sociedad”.

A este respecto, también se ha pronunciado el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, quien en una conferencia pública afirmó que existe un excesivo intervencionismo de los gobiernos en la educación -la reglada-, habiendo muchas leyes contrapuestas, lo que supone una falta de respeto al protagonismo que deberían tener las familias en la escuela. “Vivimos una crisis educativa -añade-. ¿Acaso no se está confundiendo la tolerancia con el todo vale?”. Y subraya que “el Estado debe estar al servicio de las familias en su libertad de elección, no coartarla ni pretender ejercer de papá y de mamá. La familia educa mucho mejor que el Estado”.

Y otra opinión a propósito de este mismo tema es la vertida por el obispo de Bilbao, Mario Iceta, quien sostiene que “en la educación es donde se juega verdaderamente nuestra convivencia”, matizando que “los niños serán educados según las convicciones de sus padres”.

Como comprobamos, el tema de la enseñanza está hoy más que nunca a flor de piel, pues se trata de defender un sistema que jamás debe ser adulterado por ningún político, como vemos está sucediendo en algunas comunidades autónomas. Esto, como se dijo, es puro y duro adoctrinamiento.

Y si a los hijos se les instruye bajo un prisma ideológico sectario y si encima en casa no reciben una correcta educación, entonces, el futuro de éstos estará sometido al socaire de tales circunstancias, pero luego no nos preguntemos por qué hay crisis de valores.

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