Opinión

Ejemplaridad de los cargos públicos

El Parlamento de Galicia celebró la sesión solemne de apertura de la XI legislatura donde el presidente del mismo, Miguel Ángel Santalices, tuvo su habitual protagonismo con su discurso-declaración institucional y cuyo tono ha sido en la línea de su intervención hace cuatro años. En aquella ocasión, empezaba su discurso pidiendo “que esta sea la legislatura del respeto institucional”, agregando que en el ejercicio de sus funciones velaría por ello pidiendo la implicación en esta tarea por parte de todos los grupos de la cámara.

Pues bien, en su reciente intervención abriendo la nueva legislatura, instaba a los integrantes de la cámara a “dedicar al menos tanto esfuerzo a forjar acuerdos como a escenificar las diferencias”, subrayando que “la ejemplaridad de las personas que ejercen cargos públicos se torna en una exigencia ineludible, tanto en el ejercicio de las responsabilidades que nos han sido encomendadas, como en nuestro proceder cotidiano en el ámbito privado”. Igualmente, puso de relieve que formar parte del Parlamento de Galicia es “un honor y una responsabilidad que debería situarse por arriba de los intereses partidistas y de los postulados ideológicos en los que, legítima y democráticamente, cada cual milita”. Continuó explicando que hay que seguir esforzándose para “mudar la imagen social del Parlamento de Galicia, con el objetivo último de conseguir que los gallegos conozcan y valoren el trabajo que aquí se hace”, precisando que, “en excesivas ocasiones, la institución es percibida cómo alejada de la calle y desconectada de los problemas reales de la gente”. Enfatizó en que urgía entre todos restablecer el crédito social de las instituciones “a partir de comportamientos individuales caracterizados por la ejemplaridad, la transparencia y la honestidad, con un escrupuloso respeto al marco normativo del que nos dotamos”.

En el colofón de su declaración institucional, Santalices evocó el clima que predominaba en las sesiones del primer Parlamento de Galicia, invitando a todos los miembros de la Cámara a “inspirarnos en las formas y en el fondo de aquel Parlamento, en el que la precariedad de medios se suplía con un escrupuloso respeto a las formas, una oratoria cuidada y una permanente búsqueda del consenso, como quedó acreditado con la aprobación, por unanimidad, de buena parte del corpus legislativo sobre lo que se puso en marcha nuestro autogobierno”.

Ortega y Gasset escribió: “El Parlamento es representación, mero reflejo y sombra de la realidad política exterior”, y añadía: “El único lugar donde no está un pueblo es aquel en que está su representación”.

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