Opinión

Jubileo real

Los recientes festejos por el Jubileo de Platino de Isabel II -los 70 años en el trono de la monarca- se han celebrado, como hacen siempre, a lo grande. Con la parafernalia habitual, con todo boato. Faltaría más. Igual que en España.

Empezando por la reaparición de los duques de Sussex, Enrique y Meghan, que participaron en la misa de Acción de Gracias, dos años después desde que se retiraran de la Casa Real británica. Obviamente, fueron el reclamo tanto de las cámaras de televisión como del resto de asistentes. Unas cuatrocientas personas fueron invitadas a la misa de Acción de Gracias en la catedral londinense.

Debido a los problemas de movilidad, la reina Isabel II no ha podido acudir a la misa en su honor y, en su lugar, fue el heredero al trono, el príncipe de Gales. El príncipe Carlos, junto a su esposa Camila, duquesa de Cornualles, presidió dicha misa de Acción de Gracias.

En cuanto al ya casi ex primer ministro, Boris Johnson, a su llegada a la ceremonia fue abucheado por la multitud que se hallaba a las puertas de la catedral. Por cierto, durante la ceremonia se le notó que estaba cansado. No es de extrañar. Con la cantidad de problemas que se están acumulando y que finalmente le obligaron a renunciar al cargo.

Por cierto, fuera de la Catedral de San Pablo, muchos británicos se suman a la celebración del Jubileo de Platino de la reina Isabel y por ello no dudan en adornarse con banderas de Reino Unido. En fin, toda una parafernalia de luz y color conmemorando el jubileo real en versión británica. 

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