Opinión

Nuevos escenarios

Una de las consecuencias de la pandemia covid es que los escenarios sociales han sufrido una transformación a causa de la aplicación de las medidas restrictivas y aún en esta etapa que eufemísticamente el Gobierno bautizó como “nueva normalidad”, pero que en realidad no deja de ser un deseo de recuperar la normalidad, aunque parece que esta costando mucho más de lo previsto. Pero la cuestión es que los actos o eventos públicos tienen que desarrollarse cumpliendo esas medidas preventivas que cada autonomía determina su grado de implantación.
Y la Xunta tiene que dar ejemplo, como ha sucedido estos días con la toma de posesión tanto del presidente de la misma como de su nuevo Gobierno. Mientras Alberto Núñez lo hizo en un espacio cerrado, los conselleiros lo hicieron al aire libre -aunque no llovió, que siempre es un riesgo, el estar a la sombra obligó a los asistentes a estar al socaire de la temperatura que en ese momento no es que fuese muy cálida-.

La ceremonia del titular del Gobierno gallego se desarrolló en una sala del Parlamento con todas las medidas preventivas y en presencia de un determinado número de invitados específicos tales como la ministra de Política Territorial y Función Pública, Mariano Rajoy expresidente del Gobierno, presidentes de las Comunidades Autónomas de Andalucía, Madrid y Castilla-León además del jefe de la Oposición y presidente del PP y otras altas autoridades gallegas institucionales. Por cierto, en su inicio del discurso hizo referencia expresa a cada una de ellas.

Por su parte, el nuevo ejecutivo de Alberto Núñez tomó posesión en un emplazamiento distinto al habitual, el Pazo de Raxoi, y se eligió para ello la zona exterior de San Caetano. La austeridad predominó en la estética. Solamente una moqueta con el color azul de Galicia, la mesa donde cada conselleiro juró o prometió el cargo, de fondo el escudo de Galicia a guisa de un gran repostero y el atril para los discursos y en una esquina los tres mástiles con las enseñas de España, Galicia y Europa. En cuanto a la formación de personalidades, a un lado se situaron los conselleiros y al otro los invitados autonómicos.

Es más que obvio que estos nuevos tiempos “covid” obligan a reinventar nuevos espacios donde desarrollar este tipo de actos de ceremonial y protocolo y además todo ello condicionado a una puesta en escena más sobria, con menos pompa y por supuesto, con una limitación de invitados, haciéndolo ahora más selecto. Incluso, esta situación obliga a exprimir las ideas y la creatividad para adaptarse a ello. Prima el pragmatismo sobre el boato.

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